Cuaderno de tapa dura Lista de los amigos y conocidos que se van yendo para siempre, no con afán morboso sino más como coleccionista Empecé a llevar un registro de muertos en el 90. En ese tiempo vivía en Buenos Aires, una vez, cuando volví a Santiago, pregunté por un amigo y me dijeron que era finado, pregunté por el padre de otro y también había muerto. Entonces compré un cuaderno rayado, de los de antes y empecé a anotar los muertos conocidos. Pero tenían que ser conocidos, no conocidos de conocidos ni parientes, es decir amigos, sus esposas, siempre que hubiera tenido algún contacto con ellas. Si alguien viene y me dice que murió la hermana de uno, el padre de otro, no los incluyo, porque no los ubico, ¿me entiende? En Buenos Aires siempre que me topaba con un santiagueño me avisaba los últimos muertos, era una de las primeras noticias que siempre te daban del pago. “¿Sabías que ha muerto el Rana Torres?”, “¿no te has enterado”, finó Ramón Aguirre”, “¿cuál, el que jugaba en las inf
Cuaderno de notas de Santiago del Estero