Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Forajido

1881 ALMANAQUE MUNDIAL Billy

Billy el Niño El 14 de julio de 1881 murió “Billy El Niño”, famoso pistolero y vaquero norteamericano que, al hacerse forajido se convirtió en una leyenda El 14 de julio de 1881 murió William Henry McCarthy, “Billy The Kid” o “Billy El Niño”, en Fort Sumer, Nuevo Méjico. Fue un famoso pistolero y vaquero norteamericano que, al hacerse forajido se convirtió en una leyenda. A lo largo de su vida se cambió de nombre varias veces, para ser William H. Bonney, Henry Antrim o Henry McCarthy. En 1881 tenía fama de ser uno de los forajidos más notorios del Lejano Oeste. Estuvo con vigilantes, escapó de prisión dos veces y afirmó haber matado a 21 hombres (“Uno”, bromeaba, “por cada año de mi vida”). Pero su muerte no fue durante un tiroteo ni en una pelea de salón. Sucedió en una habitación a oscuras en Nuevo México. El 14 de julio de 1881, llevaba meses huyendo. En abril, había llevado adelante la fuga de prisión más impresionante de su historia, matando a dos guardias mientras huía de una sen

PAGO ¿Es buena la gente de campo?

La riña, de Hugo Argañarás Datos para entender una discusión que viene de hace mucho y que al parecer no tiene razón de ser No es cierto que la gente del campo es más buena que la de la ciudad. Hay la misma cantidad de malandras y atorrantes por metro cuadrado que en cualquier lugar del mundo, lo que pasa es que al haber menos habitantes y estar las casas un poco más separadas, se notan menos. Aquí para hallar a un forajido hay que caminar dos cuadras, allá quizás hay que ir un kilómetro. El aire puro, los pajaritos cantando a la mañana, la naturaleza, los burritos, las cabritas, no hacen más buena a la gente, así como los colectivos, el ruido de la calle, los amontonamientos no necesariamente la hacen mala. Usted va a la casa de un amigo en la ciudad, le dice lo que le tiene que decir, se da cara vuelta y regresa a su casa. Allá, al menos antes solía ser distinto, para ver a un amigo debía atar el sulky, andar dos horas para recorrer diez kilómetros y no era justo que dijera lo que te