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Mostrando las entradas etiquetadas como Huvo

MERCA El pelo del huevo

Fiesta electrónica El gobierno de Tucumán encontró una maravillosa solución para que no se venda droga en las fiestas… prohibió las fiestas En Tucumán acaban de descubrir el pelo al huevo. Como en las fiestas electrónicas venden drogas... prohibieron las fiestas. Es maravilloso, ¿no cree? Por lo pronto cabría imitar Osvaldo Jaldo, el gobernador tucumano, con medidas que tanto bien le hacen al sentido común, a la sensatez, al buen criterio, al sabio razonamiento y a la prudencia. A continuación, algunas ideas para solucionar, con la misma lógica con que encaran en Tucson el drama de la merca en la juventud, algunos problemas que podrían presentársele en la vida diaria, don. Si su señora lo engaña en un telo, prenda fuego al telo. Si los ladrones roban celulares, pida que se prohíban los celulares. Si el dueño del taller le saca la nafta del auto, no lo lleve a arreglar. Si el colectivo sale caro, viaje de a pie. Si su señora quema la leche, venda la cocina. Si no le funcionan las luces

CONVERSACIONES La filosofía del huevo frito

El reloj de los rotarios, entrevisto en una vidriera A veces los debates que se arman en el mítico Barquito, frente a la plaza Libertad, exceden los límites de las banalidades y se adentran en lo profundo del ser “Cuál es la filosofía que subyace en un huevo frito”, pregunta un amigo con tono doctoral, al tiempo que tintinea la cucharita en un café que le convidaron los amigos, porque nunca tiene ni para pagar su triste cortado. “¿Será directamente proporcional a la arrogancia de los que tienen el hígado sano?”, responde alguno creyendo que ha conseguido una respuesta interesante. “Será nomás, che”, dice otro, con el descreimiento de los que ni siquiera sospechan su escepticismo ni saben qué quiere decir esa palabra. Las palomas de la plaza Libertad se malacostumbraron a bajar todas las santas mañanas y pedir maní salado en el Barquito, en el que naufragan corazones ermitaños de cien mil anécdotas con final feliz o desgraciado, pero siempre en inmensos mares borrascosos, repletos de ti