Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Matecocido

PUEBLO El horcón originario

El pueblo, hace varios años El nacimiento de algunos lugares se parece, en provincias como Santiago, en que el mundo fue rural hasta hace relativamente poco Dicen que fue el tatarabuelo del tatarabuelo o quizás el bisabuelo, el que plantó el primer horcón en lo que era solamente un abra en el bosque. Después levantó una casa y la cocina para hacer tomar matecocido las mañanas heladas de los algarrobales pelados, hizo un galpón para el sulky y la zorra, trazó el corral con dos palenques, la represa honda, un cerco de ramas, un chiquero para las cabras, dos arcos de quebracho para jugar a la pelota. Al final abrió una senda que llevaba al camino grande, con un cartel que indicaba “Parada los Díaz”, porque ahí era. Los hijos se casaron con chicas de los alrededores y levantaron sus casas a imagen y semejanza del padre. Más tarde cavaron otra represa, hicieron más corrales, más cercos y pidieron nueva marca y señal para no confundir la hacienda entre los hermanos. Lo mismo los hijos de los

REALEZA Carlos III

El rey Carlos III La anécdota de cuando el entonces Príncipe de Gales visitó Estados Unidos y no supo cómo tomar el té que le invitó Ronald Reagan Cuentan que el rey Carlos III del Reino Unido, fue de visita a Estados Unidos cuando gobernaba Ronald Reagan, quizás uno de los mejores presidentes norteamericanos de la posguerra. La anécdota cuenta que lo invitó al inglés a tomar el té, pues sabía que es una costumbre muy inglesa (el famoso five o'clock tea). (Siempre que cuento esta historia, alguno sale con que quién era Carlos de Inglaterra para tirarse de qué. No les contesto porque en la pregunta está la respuesta: a veces hay asuntos que la monarquía inglesa no tiene por qué saber). El caso es que les sirvieron el té, conversaron un rato largo, Reagan tomó el suyo y el entonces príncipe Carlos no probó una gota. Ya habían terminado de conversar, el príncipe se estaba yendo y el norteamericano aprovechó para preguntarle por qué no había tomado su té. El inglés le dijo simplemente