Negocios llenos de "extras" Arsenio González cuenta en exclusividad cómo se ideó en Santiago un sistema de ventas que hoy se usa en todo el mundo Lo voy a contar de manera llana y sencilla, sin floripondios ni requiebros vanos, porque esto me sucedió y es la pura verdad. Hay cosas que se deben narrar de manera comprensiva, para que el mundo entienda las crudezas que hay escondidas en asuntos sencillos de la vida. El otro día el amigo Chito Cáceres me invita a almorzar en su casa. “Vení con grabador y no te vas a arrepentir”, avisa. Voy, había otro invitado, Arsenio González, porteño, pero hombre sencillo y no de muchas luces, según pareció en el almuerzo. Opinó tonterías de los políticos, sabía muy poco de Santiago y su historia, dijo que vivía hacía mucho en la provincia: había trabajado en almacenes de barrio, en supermercados y en los dos grandes monstruos, los hiper, ubicados a ambos lados del río Dulce. En un determinado momento Chito me hace señas para que encienda e
Cuaderno de notas de Santiago del Estero