Luciendo su anteúltimo color de pelo Una nota para recordar a uno de quienes envenenó el alma de los argentinos durante más de veinte años Durante cerca de 20 años ignoró las críticas que sostenían que lo suyo era cancherismo resultadista porteño en polvo. Era el dueño del ráting. Si un programa de televisión de otro canal debía compartir su horario, sabía que perdería, así llevara a Albert Einstein a explicar la Relatividad en lenguaje llano, comprensible y en español. Hizo de viejas vedettes venidas a menos, árbitros de la política nacional mientras las cámaras enfocaban los glúteos de señoras y señoritas que se prestaban al procaz juego de mostrar hasta la punta del viento del último centímetro de su cuerpo, con tal de seguir estando en el candelero. Sus gritos, sus caras, sus gestos, su pobre vocabulario, la estética de cabaret lo llevaron a la cima de la popularidad en este país. Llegó a comprar un club de fútbol en el exterior, transmitió desde España y se burló de cientos de inc...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero