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Mostrando las entradas etiquetadas como Cartuchos

CACERÍA La extinción de la corzuela

Retrato de una de nosotras “Antes sabíamos ser muchas más dando vueltas por los bosques, no digo que nos andábamos chocando, pero sí que éramos una multitud” Los cazadores saben que somos muy curiosas, por eso se ponen una gorra colorada cada vez que salen a matarnos. En vez de escapar nos quedamos quietitas, mirándolos fijamente. Si son hábiles, en un solo movimiento levantan la escopeta y ¡pum!, chau corzuela. Tenemos una carne magra, seca y muy sabrosa, los paisanos nos hacen guiso, milanesa y lampreado. Pero cuando nos saben condimentar, las empanadas son las más ricas de todas. Nos dicen corzuela, guasuncha, viracho, guasuvirá, asú virá, masuncho, sachacabra, urina, pero en la Argentina vamos mermando tanto que dentro de poco ya no importará nuestro apodo, si total no quedará ninguna para llamar. El mayor problema que tenemos es el precio de la carne de vaca. Le explico, como todos saben, el campesino santiagueño tiene una dieta rica, sobre todo en grasas, harinas y proteínas. Cu

LEYENDA La Madre del Monte

Corzuela De alguna manera se desquita con los cazadores cuando matan más animales de los necesarios Mi compadre Antonio sabía ser buen cazador. No erraba salida. Ocasiones andaba pobre o, como se dice, de la cuarta al pértigo, salía con un solo cartucho para su escopeta del 16. Y siempre volvía con un chancho del monte, una corzuela, charatas, un conejo, lo que sea. De la cosecha de la uva, ese año trajo algo de plata, no mucha, pero sí la suficiente como para darle a la señora para que pague las deudas y comprar zapatillas para los hijos. También le compró una mula al tío Andrés para la zorra. Y una caja de cartuchos, completa, qué felicidad. Una madrugada salieron de cacería con el hijo, el mayorcito, que le decían Changorión. Era entrado el invierno y, como tenían buenos perros, pillaron media docena de quirquinchos. “Ya está, tata, volvamos, con esto tenemos para comer dos o tres días”, pidió el hijo. Si usté no sabe, le cuento, si están bien enseñados, los perros siguen y traen de