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Mostrando las entradas etiquetadas como Charatas

LEYENDA La Madre del Monte

Corzuela De alguna manera se desquita con los cazadores cuando matan más animales de los necesarios Mi compadre Antonio sabía ser buen cazador. No erraba salida. Ocasiones andaba pobre o, como se dice, de la cuarta al pértigo, salía con un solo cartucho para su escopeta del 16. Y siempre volvía con un chancho del monte, una corzuela, charatas, un conejo, lo que sea. De la cosecha de la uva, ese año trajo algo de plata, no mucha, pero sí la suficiente como para darle a la señora para que pague las deudas y comprar zapatillas para los hijos. También le compró una mula al tío Andrés para la zorra. Y una caja de cartuchos, completa, qué felicidad. Una madrugada salieron de cacería con el hijo, el mayorcito, que le decían Changorión. Era entrado el invierno y, como tenían buenos perros, pillaron media docena de quirquinchos. “Ya está, tata, volvamos, con esto tenemos para comer dos o tres días”, pidió el hijo. Si usté no sabe, le cuento, si están bien enseñados, los perros siguen y traen de

RECORRIDOS Tranquilo Vilmer

Entrada del pueblo A 30 minutos en bicicleta desde Santiago, un lugar sereno y limpio Búsquenme en Vilmer, si algún día, con la vejez que se me viene al galope, me pierdo y no me hallan por ninguna parte. Andaré dando vueltas y vueltas por sus tranquilas, aseadas y silenciosas calles, tal vez en bicicleta o en una de esas de a pie, pues, según un somero cálculo queda a solamente dos horas de caminata de casa, en la capital de los santiagueños. Hace unos días hablé del otro extremo de La Banda, San Ramón , otro casi paradisíaco lugar de la provincia, fresco, cercano, amable. Tampoco es tan grande como para no hallarme rápido: pregunten por un viejo con cara de estúpido que mira feliz para todas partes, como si hubiera llegado al paraíso. Por ese rincón del departamento Robles andaré disfrutando del aire puro, oyendo el canto de los gallos, saboreando el hecho de seguir vivo y molestando, lo que mejor nos sale a los viejos. El otro día anduve por ahí, meta pedaleo. Recordé que debía una