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Mostrando las entradas etiquetadas como Derecha

1640 ALMANAQUE MUNDIAL Calanda

El milagro de Calanda El 29 de marzo de 1640 es el Milagro de Calanda cuando Miguel Pellicer recupera su pierna derecha, que se creía amputada, gracias a la intervención de la Virgen del Pilar El 29 de marzo de 1640 ocurrió el Milagro de Calanda. Miguel Pellicer experimentó una recuperación milagrosa de su pierna derecha, que se creía amputada, gracias a la intervención de la Virgen del Pilar. Miguel Juan Pellicer Blasco, era un agricultor nacido el 25 de marzo de 1617 en Calanda, provincia de Teruel, había sufrido un grave accidente en julio de 1637. Mientras viajaba en un carro cargado de trigo en Castellón, una de las ruedas del carro pasó sobre su pierna derecha, causando lesiones graves que llevaron a su amputación posterior. Tras el accidente, Pellicer fue llevado a Valencia, donde ingresó al Hospital Real el 3 de agosto de 1637. Sin embargo, después de solo cinco días en el hospital, decidió marchar a Zaragoza en octubre de 1637. Allí, su pierna fue amputada en el hospital de Nu

POLÍTICA Los años gloriosos

Raúl Alfonsín habla ante la Asamblea Legislativa Cómo era la discusión sobre la cosa pública cuando en las calles se debatía sanamente sobre las ideas de cada uno Cuando volvió la democracia, esos primeros años, del 83 al 90, fueron los más gloriosos de la política nacional. Discutían en todos los foros, en la calle, en los cafés, en las universidades, en la televisión, en la radio, peronistas y radicales de los más variados pensamientos. Había cientos de matices entre lo que pensaba un radical y otro radical, incluso de la misma línea interna, lo mismo entre los peronistas. Y como siempre, en la izquierda y en la derecha, a pesar de ser minoritarios, tenían una extensión de doctrinas, sistemas y próceres, como para hacer dulce, y cada militante de cada uno de ellos era un partido distinto. Había cientos de pensamientos en el peronismo, pero como vienen de un partido fundado por un militar, eran un poco más disciplinados, los radicales en cambio solían ser más bochincheros. Cada uno sa

CUENTO Prendas de unión

Día húmedo, óleo de Absalón Argañarás Qué pasó en el pueblo la vez que eligieron a uno que venía de afuera de los partidos políticos que siempre disputaban una carrera cuadrera Juan José Pereiro, llegó a ser intendente del pueblo, hace muchos años, porque la gente se había hartado de que le mintieran, la engañaran, la estafaran, la traicionaran. Para una dura elección, se montó en la esperanza de un cambio, de aire fresco en la comuna, de renovadas ganas de hacer las cosas bien, como dicen. Fue quien unió al pueblo en un solo grito de clamor, de tres palabras que terminaron por un largo tiempo con las reyertas que siempre surgen en las pequeñas villas de la provincia. Fue el primero que habló de un cambio total de las reglas del juego. “Así no podemos seguir”, decía, mientras enumeraba los males que habían retrasado el progreso. Muchos, sobre todo los jóvenes, se dijeron que era lo que se precisaba, sacudirse de la modorra pueblerina que lo acogotaba, lo ahogaba y no lo dejaba crecer.

POSTA Carrera de ututus

Último monte, óleo de Hugo Argañarás Por qué alguien se marcha a cumplir tareas en uno de los lugares más inhóspitos de la provincia En San Ignacio no pasa nada y no hay trabajos para hacer, salvo contar los ututus que pasan de izquierda a derecha un día y al siguiente de derecha a izquierda. El calor es inaguantable, no hay electricidad, las moscas son una constante en el día y los mosquitos a la noche. ¿Ha visto que a lo lejos se suele armar un vidrio en el aire? Eso es San Ignacio, para llegar tome de Urutaú, el culo del mundo, para el norte, como quince quilómetros en medio de un salitral atroz. ¿No ha sentido nunca hablar de este pago? Bueno, eso, si la desgracia le da un empujoncito, deja de existir. El mismo día que llegué, después de acomodar los papeles en la oficina que hacía de jefatura, celda y comedor de la policía pregunté dónde quedaba la posta sanitaria. Me habían nombrado ordenanza de una oficina casi inexistente. Al único agente de policía del pueblo le encargaron vig

PENSAMIENTOS Tener razón, nueva enfermedad

Acalorado debate Nosotros somos los buenos, nosotros ni más ni menos, los otros son unos potros, comparados con nosotros. Leonardo Castellani SJ Estamos enfermos de tener razón, todos la tienen. Los de izquierda y los de derecha, los influyentes (¿por qué “influencers” si existe una palabra en español?) y los que no mueven el amperímetro, los peronistas y los radicales, los kirchneristas y los antikirchneristas, los que viven en una burbuja y los habitan la intemperie, los que se presentan en las elecciones y los que no son candidatos, los lectores y los que nunca agarraron un libro, los que sí y los que no, los sentimentalistas y los prácticos, los santiagueños y los tucumanos, los federales y los unitarios. Si cualquiera se pusiera un instante en el lugar del otro, entendería de qué va la cosa. Pero nadie hace el esfuerzo mental ni cede un tranco de pollo. Por eso siguen enfrentados los vegetarianos con los carnívoros, los empresarios con los empleados, los ateos con los religioso