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CABALLOS Cómo ensilla el santiagueño

Flete santiagueño El folklore está alejado del hombre de a caballo de la provincia, que no anda chalaneando el flote para florearse ante los puebleros Los santiagueños no usan (no usaban, mejor dicho) jamás esas riendas, cabezadas, bozales y cabestros de cuero graneado que tanto les gustan a los salteños. El santiagueño monta a caballo porque necesita ir de un lado para otro, no para pavonearse ante turistas que aplauden desde la vereda. Por eso también es poco común que el santiagueño use guardapantalón de cuero curtido para ir a las casas: para qué, amigo, si no va a pechar ramas en el pueblo. El ensillado del campesino santiagueño era un aperito pobre, mejor si era de los que llaman chilenos, carona chicuela de un solo cuero, jerguillas caseras, pellones comuncitos, no muy vistosos y estribos de fierro. Había cinchas de chaguar, casi un lujo, pero con el sudor de la panza del animal se acababan pronto, también trenzadas de cuero, de suela y otras, que vendían en las talabarterías. C