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Mostrando entradas de octubre, 2021

Dramas de quienes se dedican al olvidado oficio de escribir

Presentación de la Feria del Libro en Santiago, antes de la pandemia No es fácil publicar un libro en estos días. A las dificultades propias del oficio, se suma el hecho de que pocos leen. Los escritores hoy, son como los que aprendieron a fabricar sillas justo cuando la gente empezó a nacer sin trasero. Ante la pérdida de lectores, desde hace cerca de 30 años, se insta a los periodistas de diarios a escribir notas cada vez más cortas, cuatro párrafos, palo y a la bolsa. Cinco a lo sumo. Con seis, pasa a la categoría de mamotreto infumable. No hay forma de retener a un lector más de tres minutos en una nota, y uno quiere que se tome el trabajo de leer su libro en una semana. Tarea harto jodida. Los narradores vieron nacer el microcuento o narración mínima. En 50 o 100 palabras a lo sumo, a veces menos, se debe presentar la situación, mostrar el nudo y descubrir el desenlace. Se dice que los lectores compran libros con dos cuentos por página, más extensos no gustan. Todo resuelto en una

Algunas ideas para los que quieren la vuelta del servicio militar obligatorio

Colimbas argentinos Cuando alguien dice que lo mejor para componer la juventud y terminar con los asaltos, es la vuelta del servicio militar obligatorio, siempre recuerdo que lo suprimieron porque no había plata para mantenerlo. “Pero hay mucha delincuencia en las calles, y en un año se les enseñaría a los jóvenes a portarse bien, respetar la autoridad, acostumbrarse a una disciplina”, argumentan. Entonces uno aduce que también aprenderían a manejar armas. Respuesta: “¡No!, ¡eso no queremos!, porque el remedio sería peor que la enfermedad”. ¿Entonces? Pretenden que les enseñen oficios, que los guíen hacia una actividad útil. Ah, entonces no quieren un ´servicio militar´. Tienen razón, porque los militares no se han preparado como orientadores vocacionales ni sabrían enseñar carpintería, herrería, fabricación de ladrillos o preparación de tortitas fritas. Pretenden otra cosa los ñatos que quieren la vuelta de algo parecido a la colimba: que se les enseñe a los maulas de los jóvenes a l

Prohibir las riñas de gallos podría traer más males que beneficios

Riña de gallos, fines del siglo XIX.  Imagen del Archivo General de la Nación. Hay un asunto espinoso, las riñas de gallos. Prohibidas en casi todo el país y permitidas en Santiago del Estero. Alguna vez, en esta misma página, se publicó su reglamento, redactado por el gobierno de la provincia de entonces para contribuir con los galleros en el desarrollo de sus contiendas. Vamos por lo primero, no es una costumbre bárbara sino una de las más civilizadas de estos pagos. Bárbaro es palabra griega, como que “barbaroi”, llamaban en el Ático a los extranjeros o, más precisamente a los persas porque su idioma les sonaba como si dijeran “bar, bar, bar”. No les decían así por ignorantes o brutos, sino simplemente porque no los entendían. Es lo extraño, lo que no tiene asidero en un lugar determinado del planeta. La costumbre de criar gallos de riña para hacerlos topar está arraigada en la Argentina desde el tiempo de los conquistadores españoles. Son prácticas bárbaras, actualmente, celebrar e

Las balas son la mejor solución para no hablar de política

Es de temer el hombre que para toda conversación tiene una respuesta. ¿Se habla de política?, mete bala por todos lados, ¿de economía?, dales una pala a esos vagos y queda ni uno, ¿la sociedad?, hay que volver al miriñaque y las faldas hasta los tobillos, ¿la juventud?, está perdida, ¿los curas?, unos degenerados. Y así con todo. No le pida que explique cada uno de sus enunciados: es gente con una promiscuidad fatal de ideologías contrapuestas, siempre extremas. E impracticables, gracias a Dios. El tipo hoy dice: “Lo que hace falta en este país es un Pinochet”, pero al día siguiente será un Videla y al otro un Fidel Castro: “Porque esos no andaban con macanas, al que se portaba mal, chau, lo fusilaban y pasaban a otra cosa”. Vale lo mismo cualquiera de los tres dictadores. Y no pone otros ejemplos no porque no hubo en el mundo otros ahijuna peores para mentar, sino porque son los que se instalaron popularmente como fantásticos magistrados universales de una justicia instantánea y supu

Cuánto cuesta un alumno en la Argentina, de jardín a quinto año

Un alumno argentino cursa tres años de jardín de infantes, siete de primaria y cinco de secundaria: quince años de su vida concurrió a la escuela, de marzo a noviembre, durante cuatro o cinco horas. A sus 17 o 18 años, ha tenido, entre maestros, profesores y preceptores, unos 40 docentes que le impartieron clases de matemáticas, geografía, historia, artes plásticas, inglés y lengua, entre otras materias. En estos tiempos en que todo se mide en monedas, quizás se podría calcular cuánto costó hacerlo aprobar todas las materias. Es cuestión de sumar lo que cobra anualmente cada maestro y dividirlo por la cantidad de compañeros que tuvo a lo largo de su aprendizaje. A eso habría que agregarle el material didáctico, el personal de la dirección, administrativos y ordenanzas. Si se le adicionan delantal, zapatillas, zapatos, carpetas, cuadernos, lápices, lapiceras, escuadras y demás, el gasto es más grande todavía. Añadir, cómo no, el dinero que sus padres perdieron por no hacerlo trabajar de

Nos gustan redonditos, lisos, suaves, como toda la vida

Algunos los prefieren redonditos, tersos, lisos, suaves. Sobrios digamos. Los mejores son los tradicionales, los de toda la vida, ¡báh!, antes de que vinieran los otros: flacos, alargados, escuálidos. Los nuevos llegaron a fines de la década del 60 y rápidamente, como se imponen las modas en este tiempo, entraron en el gusto de todo el mundo. Pero unos y otros siempre gustaron duritos y según los que dicen que saben, no deberían deformarse al tacto. Muchos se dan de expertos y no lo son, aunque mil veces hayan pagado por tenerlos en sus manos. Hay para todos los gustos, claro, porque con los días se arrugan, se ponen como pasas y si bien tienen —según dicen quienes los han probado— casi el mismo sabor, usted sabe que no hay como los nuevitos, jugosos, llevando en sí mismos el germen de una nueva vida. Según alguna gente aportan frescura y color, otros no les dan tanta bolilla y hay a quienes no les apetecen, para decirlo en español del otro lado del mar. Se sabe que cuando pasa el tiem

Qué esperamos de un acuerdo nacional entre oficialismo y oposición

  Dicen que después de las elecciones del 14 del mes que viene, podría haber un acuerdo entre el oficialismo y la oposición, para ver cómo salimos de la situación en que estamos. No sé los detalles ni entre quiénes sería, para averiguarlo tendría que trabajar de periodista en Buenos Aires y eso es algo que, gracias a Dios, ya no voy a ser. Lo que sí, a muchos argentinos nos gustaría que se acuerden unos pocos puntos básicos. Vamos a por ellos. 1* Basta de insultos. No nos gusta cuando se denigran entre los políticos. Hay formas y formas de plantear el asunto. Si creen que alguien no tiene razón, digan: “Quizás Fulano se equivocó al sostener tal cosa, pero tal vez el confundido soy yo, pues no oí lo que dijo, sino que lo leí en un diario que, en una de esas recortó la noticia”. A los argentinos, en la casa nos enseñaron que decirle “¡mientes!” a alguien, es una falta de respeto total. Evítenlo y se harán un gran favor entre ustedes y al país. 2* Trabajen sin ideologías. Encaren uno po