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Mostrando las entradas etiquetadas como Yo

CUENTO El dinosaurio cortito

Dinosaurio de juguete El cuento brevísimo, una categoría nacida hace unos años, vendría a ser un asalto a mano armada “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.” Dicen que esa frase es el cuento más breve que se haya escrito jamás en idioma español. Siete palabras, 43 letras, todo un mundo, qué pícaro, ¿no cree? Su autor es el famoso guatemalteco Augusto Monterroso. Pero, alto ahí, parece que le surgió un competidor, Luis Felipe Lomeli, que redactó otro: “El emigrante”, más corto todavía: “—¿Olvida usted algo? —¡Ojalá!”. Cuatro palabras, de las cuales tres son una pregunta y la restante una exclamación. Y ahí está Juan Pedro Aparicio, que tiene unos cuentos tan, pero tan breves, que alguien llamó a su escritura “literatura cuántica”, dando aires de ciencia a lo que no es más que otra engañifa. El más logrado de todos lleva por título “Luis XVI” y tiene una sola palabra de dos letras “Yo”. El colmo de la picardía, amigo, ah, qué hombre más picarudo (picarulo). Ante esta notici...

CUENTO El uno para la otra

Cerros de Calilegua Una relación destinada a terminar alguna vez, pero que antes pasó por experiencias memorables, como un viaje a Jujuy Fue lo mejor que me sucedió en la vida, elegante, siempre lista, me acompañó en todos los viajes; tuvimos experiencias memorables. Nunca se borrará de mi memoria aquella expedición que hicimos en motocicleta a los cerros jujeños, periplo maravilloso y único. Bastaba que la tuviera entre mis manos, para que respondiera a mis exigencias, una por una, sin fallarme nunca. A cada rato hacíamos lo nuestro, luego ella volvía a su mundo y yo ponía cara de aquí no ha pasado nada. Si la necesitaba siempre estaba ahí, presta, segura, enfocada en la relación. Fueron varios días recorriendo lugares plagados de paisajes maravillosos, inusitados. Estuvimos en el otro Jujuy, no en los pueblos de cerros pelados y turistas gritones, puro cardón, piedra y silencio, sino en el otro, el de Calilegua, con su bosque siempre verde, aves tropicales, monos, yaguaretés, arroyos...

CUENTO Yo, o sea yo

Buenos Aires, imagen de JMAragón Qué pasa si algún día alguien se topa con quien toda su vida creyó que podría haber sido y no fue, o algo así Nací el día de san Antonio de Padua, mis padres, que ya tenían decidido ponerme Juan, dudaron un poco, Antonio el paduano siempre fue un santo poderoso. Al final, me pusieron el que tengo, común y corriente, el más extendido, hasta hace un tiempo al menos, entre los que hablan en español. De todas maneras, mi otro yo es Antonio, siempre fui Antonio, mi seudónimo es Antonio. Yo soy Antonio, vivo en Buenos Aires, estoy casado con Milena y tengo tres hijos: Antonito, Zoraida y Gustavo. Antonio empezó la carrera de dirección de cine y se fue a vivir solo, al centro, con la notiva, Zeta, así le dijimos siempre en casa a Zoraida, es mi regalona y Gustavo es un vago como no hay dos, este ciclo lectivo tampoco pasará a tercer año de la secundaria y no lo llevaremos a Mar del Plata: se quedará estudiando, aquí en Buenos Aires, si no aprueba en marzo, le ...