Agua en las calles Una experiencia mágica y casi desconocida viven los santiagueños muy de vez en cuando A veces, como hoy, llueve en Santiago y es una experiencia mágica y casi desconocida que nos alegra la vida. Supongo que, en otros lugares, con tormentas diarias, han de tener una sensación parecida cuando escampa. Pero no creo, porque el agüita cayendo del cielo es una acción positiva del cielo. Las nubes tienen que hacer fuerza para llegar a estos lugares tan áridos y eso se logra por una casual conjunción de fenómenos atmosféricos o por nuestros rezos pidiéndola. En años secos, como el que vamos pasando, cada lluvia es un parto, como esos que cuentan las mujeres, de sentarse a oírlos, historias largas y repletas de vericuetos. No es como en otras partes: se nubló, luego de unos cuantos truenos y refucilos, llovió y después pasó. Aquí las nubes van llegando de a poco, se amontonan, luego se van, vuelven, llega un viento del sur, caen unas gotas, luego todo se detiene, sale el sol,
Cuaderno de notas de Santiago del Estero