Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Carabelle

CHIQUILLADA El Káiser

Imagen de archivo Cómo cazar un duendecito de la siesta, qué ponerle de cebo, dónde llevarlo una vez que se lo pilló: detalles en este relato De agosto a diciembre, antes de las lluvias, sabían formarse remolinos en los cercos resecos del pago. Ese año el abuelo nos contó que a la siesta salía un duendecito muy pequeño y muy pícaro, negrito y fierito, que le gustaba burlarse de la gente. Decía que era del tamaño de un puño nuestro y también muy rápido. —¿Podemos trampear uno?— le preguntamos. —Pueden, pero es muy difícil que lo pillen. —¿Qué le gusta comer? —Dulce de batata. —¿Con queso? —No, sólo. Con Eufemiano, mi hermano, nos dimos a la tarea de construir una trampa para el duendecito que vivía en los remolinos de la siesta de la siempre polvorienta y reseca primavera santiagueña. La de las urpilas no iba a servir, demasiado livianita, además si era pícaro saldría por debajo. Si le poníamos un frasco con pesas encima, en una de esas se ahogaba y se moría y no queríamos matarlo sino