Símbolo y cifra “El silencio de la ciudad lo va llevando cada vez más hacia la profundidad de un mundo que es solamente suyo” La siesta anda volando, con su nefasto sopor, sobre los techos de la ciudad. Camina entre las mesas y sillas abandonadas en las veredas de los bares, se revuelca en una polvareda de viento norte en los barrios, pega contra los techos de los autos y es Averno en los carriles de la desarbolada avenida Belgrano. Se espanta una mosca que lo molesta desde que se instaló en una entrada de la vereda de la Absalón, a dormitar. Al mediodía ha comido quipis, regados con Uvita, en el mercado, y luego le agarró modorra. El silencio de la ciudad lo va llevando cada vez más hacia la profundidad de un mundo que es solamente suyo. Pone las manos encima del pecho y, sin darse cuenta, empieza a roncar, sentado contra la reja. Esa mañana se ha levantado temprano, para venir caminando desde el fondo de Santiago. Sus vecinos son ripieros, amas de casa, mozos de bar, municipales. La ...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero