Obreros municipales lavan la estatua del Cacuy Los adoradores de lo políticamente correcto lanzaron a correr una teoría que no se sostiene en la realidad, pero insistirán hasta imponerla No hubo una sola civilización sobre la faz de la Tierra cuya gente practicara el incesto. Fue solamente una experiencia quizás de las clases altas —y degeneradas— que ejercieron el poder en algunos imperios grandes o pequeños. El hombre común jamás pensó en acostarse con la hermana, con la madre, con la hija, así fuera la última mujer que quedase viva en el mundo. La mujer tampoco. Sin embargo, los adoradores de lo políticamente correcto, del socialismo a la violeta, del colectivismo de “lo mío es mío y lo tuyo también es mío”, atribuye a los sacerdotes católicos haber ideado la leyenda del Cacuy, para desalentar esa costumbre bárbara que supuestamente practicaban los indios de Santiago. Con tal de explicarse de manera más o menos racional una inocente leyenda, son capaces de torcer su propia ideología
Cuaderno de notas de Santiago del Estero