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Mostrando las entradas etiquetadas como Hija

LEYENDA La maldición de la hija del Inca

La alojera, de Absalón Argañarás Una vieja tradición cuenta que los indios peruanos sabían leer y escribir antes de la llegada de los españoles, conocimiento perdido por culpa de un amor indebido “Aquí donde me ve, he criado ocho hijos, con mi finado marido, que en paz descanse” nos contó esa tarde bochornosa de enero de hace unos diez años. Un tiempo se había terminado para siempre y otro seguía amaneciendo, con esta cuestión de las computadoras, internet, los teléfonos móviles, pero todavía no nos dábamos cuenta. Prudente, no le pregunté la edad, pero arriba de 70 largos, seguro. “No tenga dudas de que la historia se repite”, nos dijo, sentada al lado del brasero, mientras cebaba mates de leche con amchi, bien dulces. Estábamos en Punta Toro, departamento Silípica, del histórico sur de la provincia. Sitio poco conocido, salió en el Nuevo Diario y en El Liberal una sola vez en la vida, cuando los vecinos dijeron haber visto un ovni, pero al lugar nadie sabía señalarlo en los mapas. L

FAMILIA Cómo debería ser mi yerno

Muñecos de torta    Algunas consideraciones que, por suerte para ella, mi hija no tendrá en cuenta a la hora de elegir un hombre para casarse Primero pedía a Dios que el día que mi hija se casara, eligiera un muchacho con algo de cultura, no digo uno de esos pedantes que creen que se la saben todas, pero sí al menos un tipo que leyera un libro por semana y, si era posible más también. Me daba lo mismo si el que elegía era argentino, italiano, boliviano, paraguayo o japonés. Mis amigos me convencieron de que bajara las expectativas: “Estás pidiendo mucho, ninguno te va a conformar, pedí solamente que de vez en cuando lea un libro”, me indicaron. Entonces bajé mis pretensiones, me empecé a conformar con que agarrara un libro dos o tres veces por año. Aunque fuera Paulo Coelho, insistente y machacón serial de lugares comunes, la Isabel Allende, que escribe para chicas —y chicos por qué no— que quieren tener pensamientos de izquierda, pero no se animan a confesarlo ni saben por dónde emp