Lluvia en el pago, fotografía de Alejandra Aragón Allá en el pago el viejo Holacho contaba punto por punto cómo había sido cada lluvia y las recordaba todas cual memoria del estado del tiempo El día que murió Holacho Rodríguez, se perdió la memoria de las tormentas, no hubo quién las narrara con un vocabulario que parecía más hecho para contar gestas antiguas que para detenerse en el relato de goteras, vientos, refucilos y nubes davueltando los cielos, a veces con ínfulas de penúltimo Armagedón del pago con el viento chocando las paredes de las casas de los vecinos y pasando por entre las ramas de los inmensos eucaliptos plantados alrededor de lo que fuera la abandonada casona principal del pueblo. Hombre de verba florida, de viejo, en las reuniones familiares los muchachos le preguntaban cómo había sido la primera lluvia del año 63, entonces empezaba a contar desde que un leve vientito se había levantado del sur: “La brisa comenzó a mover los calores, llevándolos quizás a otros planos
Cuaderno de notas de Santiago del Estero