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Mostrando las entradas etiquetadas como Fila

CUENTO Un amor desde las sombras

Mujer, imagen de archivo Nunca supo si se daba cuenta de que él la observaba, digamos de manera furtiva, con un dolor incurable en el pecho Le gustaba esa mujer como nunca le había gustado otra en toda su vida. Siempre la había observado desde las sombras, fantasma de fantasmas de un amor imposible. Parecía culta, creía que tendría una conversación agradable y la imaginaba con una personalidad tersa, sin muchos vericuetos abruptos. Se conformaba con cruzarla por la calle y a veces, saludarla amable pero lejanamente. Podría haber sido un amor oscuro, como un siniestro personajes de película norteamericana de terror o de angustia, que espera el momento propicio para mandarse alguna macana con la chica, secuestrarla o algo. Pero él era más bueno que el pan así que olvidesé, si busca algo así no sucederá en este relato. Nunca supo si se daba cuenta de que él la observaba, digamos de manera furtiva, con un dolor incurable en el pecho. Y desde siempre estuvo seguro de que jamás lo sabría, po...

INSTITUCIÓN La fila y el corralito

Corralito para las filas Un invento permite que cualquier amontonamiento de gente zigzaguee sin hacer mucho bulto: como un casco, rodilleras y hombreras Uno de los pocos inventos argentinos, además de la gomina y el matambre a la pizza, es la temida picana eléctrica. Funciona dando un pinchazo de electricidad a quien la recibe, provocando un dolor agudísimo, difícil de olvidar. No está claro si primero se la usó para azuzar a las vacas a treparse al camión y de ahí pasó a tener utilidad como tortura a los presos o al revés. De todas maneras, no viene al caso. Lo cierto es que dicen que en la última dictadura fue muy usada para obligar a los presos políticos a hablar, casi siempre para denunciar compañeros. Hay otro invento, que quizás también sea argentino, parece un poco más complicado de fabricar que la picana, pero es igualmente ingenioso. Se trata de una especie de corralito desmontable que usan mayormente los bancos para hacer que la fila zigzaguee sin desordenarse. Es un mástil d...

CUENTO Serpiente enloquecida

Imagen de ilustración nomás Al hombre le gustaba esa mujer pero nunca se había animado a cruzar con ella más que un saludo de ocasión, hasta que coincidieron haciendo fila en el banco y… Le gustaba. Nunca antes había sentido algo parecido por una mujer, al menos no con una intensidad tan vehemente. La observaba desde las sombras de su inocente timidez, fantasma de un amor tal vez imposible. Por el momento se conformaba con saludarla amablemente por la calle, cuando la veía. Quería al menos tener la oportunidad de tomar un café con ella, observar de primera mano si tenía, aunque fuera, una insignificante posibilidad de llegar a algo. Como se viene anticipando, lo impedía su irremediable apocamiento de solterón viejo y algo raído. No era un amor oscuro, como el de esos siniestros personajes del cine norteamericano que pasan por la tele, esperando el momento propicio para mandarse alguna macana con la chica, secuestrarla, estrangularla, matarla con una motosierra, someterla a terrores ini...