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Mostrando las entradas etiquetadas como Desesperación

NOVIAZGO Un resto de pudor femenino

Zapatos de mujer “Una ocasión la quise espiar mientras se bañaba: dejó sus prendas en una sillita, aflojó el grifo del agua y antes de entrar a la bañera…” No se sacaba los zapatos. Cualquier cosa hacía por mí menos sacarse los zapatos. Cuando le preguntaba por qué, me decía con tono de bolero: “Dejame que tenga un resto de pudor, de recato para mí, lo demás te lo he dado todo”. Así pasamos varios inviernos, yo amándola con desesperación, ella creo que también, sólo que no se sacaba los zapatos ni cuando suspiraba nuestro amor entre las encendidas sábanas. Los conocidos quizás decían “mirá que linda pareja”. Para su familia y la mía, habíamos alcanzado en brazos del otro “la cumbre del remanso”, según dijo una tía suya en un oxímoron destemplado. Pero lo que había comenzado como un capricho suyo, como una ocurrencia, se había hecho una obsesión. En todo estaba de acuerdo conmigo. Si quería ir al cine sólo tenía que decírselo, cuando la invitaba a la pizzería iba con gusto, caminar a mi...

HAGIOGRAFÍA Los Santos Inocentes

Matanza de los Santos Inocentes Hoy es una fecha cara al sentimiento de los católicos, que ven con mucho dolor cómo son muertos los chicos en la Argentina Cerca de la mitad de los chicos que debieran nacer en la Argentina quedan en el camino, sus madres prefieren enviarlos a las cloacas antes que criarlos, amamantarlos, cuidarlos, quererlos. La muerte de chicos, su asesinato, ha pasado a ser uno de los triunfos más resonantes del mundo moderno sobre la naturaleza humana. El evangelio de San Mateo relata que, al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: “En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.” La Argentina de punta a punta llora a sus hijos no nacidos, muertos en el vientre de la ...

PREMIO La mano izquierda

Sin pan y sin trabajo. Ernesto de la Cárcova Qué hacer cuando una persona llama a la puerta para pedir comida, cómo actuar ante semejante oportunidad que ofrece la vida Hay asuntos que revuelven el alma y la ponen blandita, fofa. ¿Nunca le han golpeado la puerta pidiéndole alguito para comer? Una llamada de desesperación. Quien lo hace ha perdido toda expectativa de conseguir una migaja de pan revolviendo la basura y no quiere techo, casa, colcha, dignidad o caridad sino solamente alguito para comer, así el estómago le deje de hacer ruido. Es una de las situaciones más desesperantes que es dable experimentar en la vida: haberse quedado sin nada para llevar a la boca y tener hambre. Para tocar el timbre en la casa de un desconocido hay que reconocer internamente que se ha fracasado en la misión más elemental de la vida primero, y luego de algunas cavilaciones, vencer la vergüenza de andar pidiendo por la calle, ¡uf! ¿Cómo actuar? ¿Correr a la heladera, sacar un cacho de mortadela, un p...