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Mostrando las entradas etiquetadas como Muchacho

VIDA Sexto de la nocturna

Abandonada pileta de un club Una frase que muchos dicen cuando ven una situación que los desborda, pero, ¿sabe qué?, es mentira, abajo unos casos de muestra En estos tiempos los muchachos recuerdan al amigo que tenía lo que antes se llamaba “un matrimonio desgraciado”, la mujer le gastaba toda la plata en macanas, lo maltrataba de palabra y también de hecho, como que varias veces llegó con el ojo morado, y no cuidaba la casa, sus cosas, su ropa, los muebles. Para peor, en el último tiempo, según sospechaban, ella se había agenciado otro, un amante, del que incluso circulaba el nombre, un tipo cualquiera, un almacenero del barrio, como quien dice, el primero Juan de los Palotes que se le cruzó por el camino. Durante varios años soportó la ofensa, las injurias, el maltrato. Un buen día se puso de novio en secreto, con otra mujer y la barra de amigos respiró aliviada. Alguno, que conocía a la nueva adquisición, advirtió que tenía unos antecedentes que no la hacían recomendable, tenía corr

RELATO Corzuela

Imagen de archivo Una sencilla historia de lo que pudo haber sucedido y no fue “Venga a saludar al hombre”, le dijo el tío y ella, morena corzuela asustadiza, caminó con ese andar de las mujeres en edad. Cuando se la presentaron le contaron también que la estaban terminando de criar porque la madre había fallecido y el padre la había dado, algo común en el pago. Después volvió varias veces, ella lo saludaba con un beso en la mejilla y él se hacía el sorprendido: “¡Cómo le va!”, le preguntaba como si recién la viera. “Bien, gracias” decía ella. Y era todo. Andaba callada por la casa y el otro debía hacer un esfuerzo para no mirarla, para no denunciar lo mucho que le gustaba. Pero cuando uno llegaba a una casa como amigo del tío, por esos tiempos al menos, no podía pasar a la categoría de novio de la sobrina, así nomás, de sopetón, como quien dice. Quedaba mal. Es posible que hasta le quisieran echar los perros. Después dirían: “El hombre venía haciéndose el qué y míralo vos, había sabid

FAMILIA Cómo debería ser mi yerno

Muñecos de torta    Algunas consideraciones que, por suerte para ella, mi hija no tendrá en cuenta a la hora de elegir un hombre para casarse Primero pedía a Dios que el día que mi hija se casara, eligiera un muchacho con algo de cultura, no digo uno de esos pedantes que creen que se la saben todas, pero sí al menos un tipo que leyera un libro por semana y, si era posible más también. Me daba lo mismo si el que elegía era argentino, italiano, boliviano, paraguayo o japonés. Mis amigos me convencieron de que bajara las expectativas: “Estás pidiendo mucho, ninguno te va a conformar, pedí solamente que de vez en cuando lea un libro”, me indicaron. Entonces bajé mis pretensiones, me empecé a conformar con que agarrara un libro dos o tres veces por año. Aunque fuera Paulo Coelho, insistente y machacón serial de lugares comunes, la Isabel Allende, que escribe para chicas —y chicos por qué no— que quieren tener pensamientos de izquierda, pero no se animan a confesarlo ni saben por dónde emp