Lo que se rompe no tiene remedio, salvo que... Las grietas no siempre marcan un final: a veces revelan el inicio de un camino distinto, y lo roto se convierte en posibilidad y lo irreparable en un acto de coraje Por Jorge G. Weil Enviado por Natalio Steiner de Comunidades Plus desde Raanana, Israel Hay sucesos en la vida que parecen rotos, destruidos, sin remedio. Un objeto que se hizo añicos, un corazón que se partió, una confianza que se traicionó. Se dice que el tiempo lo cura todo. A veces el tiempo enseña a vivir con las grietas. La idea de reparar lo irreparable es, en esencia, una de los conceptos más profundos y dolorosos que enfrentamos como seres humanos. No se trata de volver al estado original. Una vasija rota, por más que se la pegue, siempre tendrá sus cicatrices. Una relación dañada por una mentira nunca volverá a tener la misma inocencia. El acto de reparar, de sanar, en este contexto, no es borrar el pasado, sino trabajar para transformar el presente y el futuro. El pr...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero