Ucle solitario en una foto de "Segundo Sombra" Algunos recuerdan el pago con nostalgia, los momentos de felicidad, la infancia, los juegos, y hasta dicen que quisieran regresar El hombre se acuerda de los tiempos de chango, quiere volver a su casa, en medio del monte, lejos de la civilización, el ruido de motores, las preocupaciones. Era feliz, dice. Le gustaría ver de nuevo a su madre trayendo el tacho con agua en la cabeza, a su padre volviendo con el hacha al hombro y quizás una charata, una perdiz, una corzuela que cazó con la escopeta atada con alambre, con la que tantas veces suplió la falta de proteínas en su casa. Pagaría lo que no tiene por regresar a esa época, cuando casi se les murió una hermanita, mordida por la víbora que, si no andaban de casualidad esos cazadores de Santiago en una camioneta, se moría en el camino; el pueblo quedaba a escasos 20 kilómetros, pero primero había que pillar la mula, atarla al sulky y encarar al trote tendido por la huella. Añora e
Cuaderno de notas de Santiago del Estero