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Mostrando las entradas etiquetadas como Fletes

CABALLOS El moro del tío

Yeguada del saladillo, foto de ilustración “Muchos años he vuelto y revuelto a esos tiempos, ya sea soñando despierto o con los ojos cerrados, en medio de la alta noche” El Petiso Viejo estaba en la escala más baja de los muy buenos caballos maceta que supo tener mi abuelo en el campo. En ese cansado y viejo flete todos habíamos aprendido a montar de muy chicos. De ahí habíamos pasado al Lucero, un oscuro con una estrella en el medio de la frente o al Petiso Nuevo, al que también llamábamos Zainito, que eran un poco superiores al primer grado inferior que significaba el Petiso Viejo. Cada año, al volver a pasar las vacaciones en el campo, mi abuelo nos aguardaba con la sorpresa de un nuevo caballo en el que jugaríamos nuestras habituales correrías de niños. Como si hubiera sabido, decía: “Juan es grande para el Petiso Nuevo, este año tiene que andar en el Potrillo”. Y uno se sentía feliz por el ascenso, porque montar en el Potrillo era lo mismo que militar en las ligas superiores. En l

CUENTO Cómo se hizo policía un analfabeto redondo

Carreta cañera típica Qué pasaba cuando en un pueblo cualquiera de la provincia, las autoridades daban importancia a la educación Por esas cosas de la vida, jamás aprendió a leer. Fue a la escuela, pero de tan cabeza dura no le quedó nada. La culpa, decían, era del padre, lo llevaba todos los años a la cosecha. Tenía un carro con el que se rebuscaba haciendo fletes de leña en el verano, en el pago y tirando caña en Tucumán durante el invierno. Y allá iba con el chango. El tiempo suele acomodar las cargas. Si usted cree haber visto todo, tendría que ir al pago lindo aquel, a que le cuenten las mil anécdotas que circulan. Los viejos guardan memoria de aquellas épocas para que los tiempos no se pierdan entre los pliegues del olvido. Chango lindo en aquel tiempo, se casó con la hija de uno de los principales. Hombre de pro, decían las viejas de antes para referirse a quienes tenían un presente desahogado y un mañana promisorio. Dejó la casa del padre, el carro, las mulas, los viajes a Tucu