Perro pequinés (ilustración) Un pequinés observador dictó sentencia y selló —de puntín— el final inesperado de aquella historia sentimental Una de las conclusiones a las que arribé después de dejar un fugaz romance con una mujer del barrio Independencia fue que, a veces, los deportes —en este caso concreto el fútbol— resultan de gran utilidad cuando se trata de dar fin a una relación. Desde aquella vez, procuré siempre ser sincero al manifestar mis intenciones cuando conozco a una mujer. Por otra parte, siempre son las mismas, pero esa es ya otra cuestión. —Cuidado con el Boby, porque aguantamos cualquier cosa, menos que lo toquen. ¡Guay del que le haga un rasguño! —me advirtió Matilde la primera vez que llegué a su casa. Iba como novio de antes, apenas con un beso robado en una esquina, un apretón de manos más fuerte de lo normal en un tango de D’Arienzo en el baile del club, y una mirada lasciva que mostraba con claridad las verdaderas intenciones que tenía al iniciar aquella relació...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero