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Mostrando las entradas etiquetadas como Gómez

NEGOCIOS Un recuerdo para Emilio Salvador Luque

Cuando ya no le quedaba nada en las góndolas Fue el supermercado de las terceras marcas hasta que un día se fundió y los santiagueños se quedaron sin tener dónde comprar un poco más barato Luque fue el supermercado de las terceras y cuartas marcas. Ahí no iban a comprar las amas de casa con apellidos importantes y autos con chofer sino, como decían las madres de antes “los Gómez de la guía”, gente humilde, que debe estirar el sueldo solamente para comer hasta fin de mes. De un día para otro se vació de mercadería, después escasearon los clientes para las dos o tres cositas que iban quedando y al final, cuando no hubo más mercadería para comprar ya nadie fue y cerró. Todo se dio aquí en Santiago, en un lapso de tres meses, pongalé cuatro. Los empleados, que no tuvieron nada que ver con la caída de esta empresa, lo único que querían era, de alguna manera, conservar el trabajo, pero lo perdieron. De lo que pasaba en la empresa se enteraron lo mismo que los clientes, por los diarios, por l

DIÁLOGOS PLATÓNICOS Aguinaldo y patota

Centro Cultural del Bicentenario Otra historia de Cacho Gómez, ahora de la vez que habló mal de los derechos sociales Cada vez que va Cacho Gómez, el Barquito es una fiesta vea. Los muchachos se acomodan y se hacen los de conversar de cosas interesantes, para provocarlo más que nada. Pero siempre terminan hablando del tema que trae preparado. Llega silencioso, acerca una silla, le hacen lugar, pide una lágrima en jarrita y se queda quietito, esperando, sabe que va a tener su turno. Octavio, que no lo conoce mucho, entabla conversación con él: —¿Y?, ¿cómo va, amigo? —Ahí andamos, lindo-lindo, ¿usted? —Muy bien, acabo de cobrar el medio aguinaldo de diciembre. —Una tontería el aguinaldo— larga Cacho. Y todos saben que el toletole esta armado. Albertito hace un gesto y termina la presunta conversación que había empezado con los otros. El mozo se acerca disimuladamente y es como si, de repente, la ciudad, el resto del mundo quedaran en silencio. —¿Cómo dice?— pregunta Octavio, sin saber

DIÁLOGO PLATÓNICO Elogio de la esclavitud

Belgrano en su caballo entero Algunas veces la conversación en las confiterías de Santiago se pone picante, aunque usted no lo crea “La esclavitud fue un gran paso en la historia de la humanidad”, larga en la mesa del Barquito, Cacho Gómez. “¡Eh!, no digas eso”, le responde Albertito, pero el resto ni lo mira. Los muchachos saben que Cacho siempre lanza   algún bolazo, esperando que alguien pique y trenzarse en una discusión de las buenas. —Está bien que te guste provocar, pero no puedes decir eso, es casi un pecado— suelta Albertito, creyendo que todo va a quedar ahí nomás. El otro está serio, observa al resto, como si preguntara: ”¿No es evidente lo que digo?”. Pero siguen sin mirarlo, saben la que se viene y prefieren quedarse callados, además, justo en ese momento está pasando una morocha por la vereda. Mirá si van a preferir una discusión, antes que disfrutar del paisaje. Cacho sigue: —Suponte que hay una guerra contra el Uruguay. —Ahá— dice el otro. —Y ganamos… —… ¿eso qué tiene