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Mostrando las entradas etiquetadas como Chancho

ZOOLOGÍA Animales con formas humanas

Amistad con los bichos Ahí van algunos muy conocidos dichos de la gente a quienes se atribuyen cualidades de animales Cuando alguien está gordo, dicen que está hecho un oso, un chancho, si es mujer, parece una ballena, una vaca, pero “andar hecho un toro” es estar fuerte. Un león es un tipo bravo, uno que vende mucho es el león vendedor de Dúrax. El tigre es parecido al león, pero quizás más bravo todavía. De los laboriosos dicen que son hormiguitas. Si alguien es un perro es porque no le gusta dar de lo suyo, “es un perro, no pasa la pelota”, dicen los futboleros. Pero si a una mujer le dicen perra, en realidad le están diciendo que es muy mala, de artes malignas o también dan a entender algo peor quizás. Una gata es una mujer suave, pero de uñas afiladas. El gato es la definición que pusieron los porteños a las busconas, resulta que en una época estas mujeres se apostaban cerca del Botánico, que era el lugar al que iba la gente a dejar los gatitos que no quería criar, de ahí el mote.

ESCOPETA El gendarme y su gauchada

Luis Galván "De alguna misteriosa manera, o vaya usted a saber cómo, ese diario cayó en manos del jefe del procedimiento" “¡No me dado cuenta, hermano!”, decía después de que los gendarmes le quitaron la escopeta en la Ruta 34. Tampoco era un arma de lujo sino de esas de un solo caño, atadas con alambre, liviana y práctica, calibre 16, como la que precisa todo buen cazador. Fue una de las últimas veces que anduve por el pago. Le acababa de pasar y me contó la historia con algo de preocupación. Los changos le decían que tenía que haber largado la bicicleta y salido disparando rumbo al monte, ahí no lo iban a hallar más, era su elemento. Total, una bicicleta se encuentra en cualquier baile, pero no es fácil hallar una escopeta en estos tiempos. Claro que lo pensó. Pero eran 50 metros de correr con un arma en la mano, si le daban la voz de alto y seguía, capaz que lo bajaban de un balazo. Mansamente entregó la escopeta y lo dejaron ir. Diga que todavía no había pillado nada, po

LEYENDA La Madre del Monte

Corzuela De alguna manera se desquita con los cazadores cuando matan más animales de los necesarios Mi compadre Antonio sabía ser buen cazador. No erraba salida. Ocasiones andaba pobre o, como se dice, de la cuarta al pértigo, salía con un solo cartucho para su escopeta del 16. Y siempre volvía con un chancho del monte, una corzuela, charatas, un conejo, lo que sea. De la cosecha de la uva, ese año trajo algo de plata, no mucha, pero sí la suficiente como para darle a la señora para que pague las deudas y comprar zapatillas para los hijos. También le compró una mula al tío Andrés para la zorra. Y una caja de cartuchos, completa, qué felicidad. Una madrugada salieron de cacería con el hijo, el mayorcito, que le decían Changorión. Era entrado el invierno y, como tenían buenos perros, pillaron media docena de quirquinchos. “Ya está, tata, volvamos, con esto tenemos para comer dos o tres días”, pidió el hijo. Si usté no sabe, le cuento, si están bien enseñados, los perros siguen y traen de

LEYENDA El grito de la charata

Chillando mientras vuela Por qué canta de esa manera el ave santiagueña de  las mañanas del bosque Hay pájaros en Santiago que cantan hermoso, como las reinamoras, otros aturden, como las catitas y sus unánimes gritos alegrando las mañanas allá lejos, en el pago, en fin. Algunos tienen un grito que parece un pedido de auxilio, como la charata, amiga de todos los campesinos, pues cuando le falta carne sale a cazarla por los caminos. Eso sí, su carne es un balín de dura, y por eso se la debe hervir varias horas para hacer pastelitos. Tiene su leyenda, igual que el conejo, el león, el hualu, la corzuela la perdiz y todas las demás aves del bosque santiagueño. Alguna vez las contaremos. Dicen que no era mala la charata, sólo un poco altanera. No le gustaba pedir las cosas por favor. Como si hubiera sido criada en casa de gente rica, entraba sin pedir permiso, se iba sin despedirse, nunca pedía por favor, jamás daba las gracias. Nunca se le oía un buen día, buenas tardes, buenas noches y pa