Ilustración nomás Lo que sucedió cuando una dama se topó con un lobo en celo y lo que hizo ella para salvar la situación No trates de aparecer como un lobo en celo delante de ella, mirá que es una mujer fina y delicada, me había dicho una amiga. Cuando la vi, no me importó nada. Que se haga agua el Picolé, pensé. Parece que hay tiempos en los que uno anda con ganas de enamorarse, le sale al paso una mujer cualquiera y piensa que es la más linda del mundo. La segunda vez que la encuentra, piensa “no es tan linda como la recordaba, pero, ¡qué diablos!, es la única que me da bolilla”. Y sigue. Más adelante, es casi seguro que el asunto de la belleza no importará un comino, pero eso sucederá cuando la conozca mejor y, para decirlo con palabras suaves, se haya aligerado de las tensiones propias del enamoramiento. Bueno, circulaba por esa etapa anterior al “pasa algo”, porque todavía no sucedía absolutamente nada. Esa noche fuimos a comer algo. Salí de la estepa, como le dije, cual lobo en c
Cuaderno de notas de Santiago del Estero