Revés de boletos de colectivos Las máquinas modernas han terminado con uno de los oficios más apreciados, el de escribidor de frases de boletos de ómnibus Las máquinas modernas han terminado con muchos oficios, quizás el más común y menos apreciado de todos era el de escritor de boletitos de colectivos urbanos. Quién no recuerda a Cicerón, Napoleón, Winston Churchill, ¡Séneca!, Goethe y unos cuantos más, por su invalorable aporte a la cultura. Porque parece fácil, pero era ímproba tarea ponerse a pensar en una frase inteligente para que cupiese en los pocos centímetros cuadrados de un boleto. El aburrimiento de un viaje en ómnibus, mirando por la ventanilla o viendo cómo ascienden y bajan los pasajeros, muchas veces ha sido paliado por una horda de humildes trabajadores de la erudición en gotitas que seguramente se pasaban horas sentados detrás de una máquina de escribir, dale y dale, tecleando frases ingeniosas. No debió ser tarea agradable marcar todos los días la tarjeta de entrada
Cuaderno de notas de Santiago del Estero