Saluden al astronauta ¿Es posible observar, a simple vista y desde la Tierra, cómo se acopla la Estación Espacial Internacional con el satélite para arreglarlo? De tarde iban a tirarse en el pastito del cerco de la finada Rosa, miraban más allá de las nubes buscando el satélite que a esa hora le tocaría sacarles fotos, calculaban. Decían que no era como buscar un avión a chorro pasando entre las nubes, porque al menos se siente el ruido lejano. En este caso debían mirar fijamente un lugar, luego otro y más tarde otro y así hasta que lo hallaban. Era un pequeño puntito blanco perdido en la inmensidad azul del Cielo de la siesta o de la tarde, casi invisible, cualquiera hubiera dicho una motita de polvo, un defecto de la vista, una suciedad del ojo, sin embargo, se movía, despacito, muy lenta, casi imperceptiblemente, pero caminaba. Más tarde, cuando oscureciera llegarían los otros satélites, los de la primera hora de la noche, visibles a simple vista, viajando por las estrellas a contra
Cuaderno de notas de Santiago del Estero