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Mostrando las entradas etiquetadas como Mistol

CUENTO El moribundo y las empanadas

Campesino cubano “Un rato antes de la hora señalada, el aroma de empanadas recién salidas del horno lo despertó de un sopor profundo” Como última opción trajeron al viejito a hacerlo ver con el médico. Ya había pasado por las manos de todas las curanderas del pago. Una indicó que tenía “un aire”, otra dijo que “le habían hecho el mal”, cosas así. Cuando el hombre empeoró del todo, lo metieron en un auto para traerlo a Santiago. El médico lo dejó internado y mandó hacer unos análisis. Al día siguiente, con los resultados en la mano, reunió a los parientes y les dijo que tenía una enfermedad terminal. “No creo que pase de mañana”, anunció. Un pariente, quizás demasiado puntilloso preguntó: “¿Como a qué hora, doctor?”. El médico respondió que creía que se cortaría del todo a eso del mediodía, a lo sumo le daba hasta las 2 de la tarde, pero no más. También les insinuó que más les convenía llevarlo al campo, para evitar el traslado del cuerpo, los trámites, el papeleo, contratar un servicio...

CUENTO El único que te espera es el Verdugo

Poco tránsito en el pueblo “Tu campera de cuero resiste el viento, el calor y la tierra que se le va acumulando en los hombros” El otro día he vuelto a tu casa, Pepe querido. No estabas. Qué ibas a estar. Fuimos con Horacio, que se ocupa de que todo siga igual, o más menos parecido, hasta quién sabe cuándo, hermano del alma. Hallamos tu cama algo desordenada, el roperito en que guardabas tus pocas prendas y esa alacena que casi te mata un día al tropezarte con ella. Todo estaba tal como el último día, cuando marchaste a la ciudad a hacerte atender de ese dolor de cabeza que, según decías, no te dejaba vivir. El yerbero sigue colgado de un gancho de alambre del comedor. Tu campera de cuero resiste el viento, el calor y la tierra que se le va acumulando en los hombros. En la cocina, algunas ollas mal acomodadas delatan que no esperabas estar afuera mucho tiempo. Horacio le da de comer a las gallinas, no le cuesta nada, sigue viviendo cerquita, por el caminito que iba al portón del Azul. ...