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Mostrando las entradas etiquetadas como Castiglione

CÓMICOS “Bolsa" More y "Tuti" Ibañez

Tuti Ibáñez y Bolsa More En el diario El Liberal hubo dos trabajadores que llenaron de humor el diario, desde la sección de Armado Por Alfredo Peláez, Freddy Siempre sostuve que el día que desaparecieran los gráficos, se iban junto con ellos la alegría, las risas en los diarios. Eran el condimento ideal en todo vespertino o matutino. Eran seres especiales. Muy leídos e inteligentes. Hábiles lectores. A la noche recorrían las redacciones levantando los diarios de otras provincias que quedaban desaminados en el piso. Muchos linotipistas corregían a los periodistas, en la época del plomo. En armado leían el diario al revés, era el epicentro de las bromas. Imposible no reírse con las humoradas de los compaginadores. Se reían de todos y de todo. En El Liberal había dos que tenían todos los números: "Bolsa" More y "Tuti" Ibañez. El primero con su infaltable sobre negro bajo el brazo, iba a la mañana y a la tarde. De mañana buscando compañeros para el indifrundi diyegui (...

EL LIBERAL Obituario final

Julio César Castiglione La inútil pelea callejera, la venta fraguada a familiares que no tenían derecho, los últimos que se marcharon, detalles y nombres ¿Por qué terminó el diario El Liberal en mano de gente extraña? Es una interpelación que se han planteado algunos santiagueños que recuerdan que sus abuelos nombraban a los Castiglione, sus dueños, con respeto, los padres decían que eran buena gente, pero su diario les mentía, ellos sabían que desde afuera les estaban contando las costillas, sus hijos no lo han leído nunca y para sus nietos quizás sea un objeto de estudio, muerto y enterrado. Pero no llorado. Si se pregunta al 80 por ciento de la familia Castiglione quién es el culpable de que terminara perdiendo el diario, señalarán a uno de sus directores y dirán: Julio César. Castiglione, obvio. Sin dudar ni un instante. Pero, para entender mejor esta historia se debe recordar que el diario El Liberal, fue una compra que hicieron, en partes iguales, los hermanos, José Francisco L...

EL LIBERAL El último en abandonar el barco

José Luis Castiglione José Luis Castiglione quedó hasta donde pudo en el barco insignia de la familia, después se fue con lágrimas en los ojos Alfredo Peláez, Fredy El activista político cordobés Juan Figueroa fue el primero en poner los pies sobre El Liberal allá por 1898. Cien años después un joven ingeniero, con lágrimas en los ojos, abandonaba el diario dejando atrás varios años de hegemonía de la familia Castiglione. José Luis, de sonrisa fácil luchó solo y hasta donde pudo para que el buque insignia quedara en el puerto de la familia. Sus acciones no llegaban al 5 por ciento y no tenía más dinero. Curiosamente Figueroa hizo el primer tiraje con una rotaplana manual; José Luis Castiglione dejaba una rotativa offset, alemana, de última generación, que permitía imprimir en color. El doctor Aldo, su padre, era un obsesionado de la impresión. Ya no le convencía la vieja y gigante rotativa tipográfica que imprimía con rodillos de plomo armado a mano con las líneas que vomitaban las lin...

EL LIBERAL Del ocaso a la caída

El Fabuloso Marcelo Pinceladas para seguir recordando, como hace varios domingos, un diario que para muchos fue más que un lugar de trabajo Por Alfredo Peláez, Fredy RoCe Publicidad (Rosales-Cejas) de la nada, hizo mucho. Era una máquina de hacer dinero. La "Vaca" Rosales y el "Negro" Cejas (ambos ya fallecidos) se hicieron millonarios. También estaban el "Chongo" Reyes, Bellomo (extraordinario creativo), Elsita y otros más que los años borraron de mi memoria. A las arcas del diario llegaba poco caudal de dinero. José Luis Castiglione tomo el toro por las astas. A Cejas no pudieron sacarle nada, no estaban los bienes a su nombre; Rosales no corrió la misma suerte, perdió todo. Casas, auto. Y sin nada se lo veía dar vuelta la plaza Libertad en procura de algún amigo que lo invitara un café. Se decía que el doctor Julio Cesar Castiglione solía arrimarle algunos pesos para mitigar en parte su dolor. Lo tuvo todo y lo perdió todo. Los que antes le abrían las p...

EL LIBERAL Más allá de José y Antonio

Julio Boente, Julio Cesar, Virgilio y Aldo Castiglione. Detras el retrato de los que iniciaron el largo camino Las generaciones que vinieron después de José y Antonio Castiglione, hicieron al diario El Liberal más grande Por Alfredo Peláez, Fredy El Liberal no se terminó en los doctores José y Antonio Castiglione. Hubo nuevas generaciones de Castiglione al frente que lo hicieron más grande al matutino. Al fallecimiento del doctor José lo reemplazó Antonio como director general y la parte editorial quedo a cargo del doctor Aldo (hijo de José). Un hombre amable, de trato respetuoso. Pocas veces se lo vio enojado. Trataba de solucionarle cualquier problema a los empleados. Lo hizo secretario de redacción a la "Víbora" Julio Boente. Era dueño junto a su familia del Trust Joyero. Su primo, Julio César, "Toto". era el director ejecutivo, hincha fanático de Independiente. Un adelantado. En los 60-70, les decía a los de deportes que escucharan los partidos que se jugaban de...

RECUERDO El viejo diario El Liberal

Portada del suplemento de los 50 años Con mucha nostalgia y algo de emoción, el autor de esta nota recuerda sus comienzos como periodista en la vieja prensa santiagueña Por Alfredo Peláez Juan Manuel Aragón es un inquieto y talentoso periodista que conocí allá por los noventa en el Nuevo Diario de Santiago del Estero. Nos hicimos amigos. Hablamos siempre. Me divierten sus ocurrencias. Dias pasado me tiro: "Vos que conoces de adentro aquel viejo El Liberal, porque no me escribes una nota, contando como eran los changos, en que se divertían, como eran las juntadas...". Los recuerdos los tengo. Hay que darle forma nomas. Hoy, estoy en la computadora tratando de cumplir con el pedido de mi amigo. No será fácil. Hay que ordenar varias ideas sueltas que vienen desde lejos. La primera imagen que tengo de mi querido diario, es la de "Pocho" García, encargado de la sección avisos; estaba a la entrada, en una ventanilla con barrotes de hierro. Carlitos Poncio era su eterno ay...

ESPERA Los relojes de los organizadores

Sanguchitos nuestros de cada presentación Al final de esta nota, la solución para no aguantar la impuntualidad de los organizadores de toda clase de actos Desde que no sé mirar el reloj en Santiago, no voy más a conferencias, coloquios, parlamentos, charlas, recitales, conciertos, festivales, lectura de poemas, presentaciones de libros ni nada de nada. Antes tenía la deferencia de salir de mi casa con tiempo para llegar a horario o, pongalé, cinco minutos antes, porque bien podía pasarme algún percance en el camino, toparme con un conocido, mirar una vidriera o algo. Me daba mucha vergüenza la posibilidad de llegar cuando todo estuviera empezado y andar entre las filas de sillas tratando de sentarme en la única que estaba libre a esa hora. Pero llegaba y siempre pensaba en que me había equivocado: no era ahí, tal vez todo había pasado, quizás me había confundido y no era el día, lo habían pospuesto y no me había enterado. Pero, oiga, no solamente no había pasado, sino que todavía no ha...