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Mostrando las entradas etiquetadas como Oficina

PROPAGANDA Los nenes con las nenas

Novios, mujer y hombre Muchos santiagueños rebeldes educan a sus hijos para que sigan su impulso y les gusten las mujeres y lo mismo a sus niñas: pretenden que el día de mañana gusten de los hombres Pasan los años y, a pesar de la propaganda en contra, en Santiago sigue habiendo hombres a los que les gustan las mujeres y viceversa, mujeres que quieren ser amadas por hombres. No es un dato menor el hecho de que la sociedad santiagueña haya elegido vivir a contrapelo de la propaganda moderna y progresista, de tinte casi universal que sostiene que las relaciones entre gente de distinto sexo esconden en el fondo una pelea de poder, sometimiento y violencia. Es decir, los santiagueños en su gran mayoría creen en que el adecuado amor entre hombres y mujeres es fructífero, pacífico y —hay que decirlo— se da entre personas que, siendo desiguales, se ayuntan en una familia para engendrar otras vidas. Esta gente ha hecho de la rebeldía una forma de vida y como símbolo de una resistencia activa,

CONSEJOS Decálogo para el trabajo (más yapas)

Trabajadores de la construcción en negro (no les dan  ni casco) Qué hacer frente al mundo laboral cuando alguien tiene poca experiencia Consejos para mi chango que ahora tiene cuatro años, para cuando ingrese al mundo laboral. Uno. Un trabajo es un trabajo, no importa lo humilde que parezca. Siempre y cuando no seas caficho, vendedor de merca, gigoló, asesino a sueldo o alguna otra actividad ilegal, contra las buenas costumbres o lo que tu madre y yo consideramos tal. Dos. Todo laburo merece la misma consideración. Siempre hay que llevarlos adelante de la mejor manera posible. No hay laburitos de segunda. Si uno se comprometió a hacer algo, debe hacerlo de tal forma que, quien vea el resultado note la diferencia. Dos (bis). Sonríe, siempre sonríe. Que nadie sepa que no te gusta el trabajo, que te pagan menos que una miseria, que no estás a gusto porque tus jefes no valen un carajo. Si vas a pasar más de la mitad de tus horas en esa sucia oficina, que sea con alegría. Tres. La pag