Inocente eucalipto del parque Aguirre Un corazón tallado en los eucaliptos desata recuerdos, sospechas y celos y atraviesa la memoria del amor Uno va por el parque Aguirre, llevando de la mano a una chica, saca un cortaplumas y talla en la madera de un eucalipto los nombres de ambos enlazados en un corazón. Quizás esté bien demostrar el amor de esa manera, tal vez no, pero si se pelean debería tacharlo. Es posible que luego el muchacho vaya por el mismo lugar con otra mujer. En una de esas, al llegar a ese lugar deberá distraerla para que no mire el letrero que primorosamente grabó para la otra. Pero, ya se sabe, los hombres suelen hacer de su pasado amoroso un inacabado cuento de conquistas, así que le mostrará la obra a la nueva y le soltará, con una sonrisa canchera: “Es de cuando andaba con Clarita”. Ahora imagine que la primera chica va paseando por ese sitio con el nuevo novio. El chango podría decirle: “Mirá mi amor, ahí dice Clarita y al lado han puesto Alberto, así se llamaba ...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero