Autos en doble fila frente al colegio San Francisco Los automovilistas buscando a sus chicos en la escuela arman, todos los días, un caótico infierno en el centro de la ciudad Todos los mediodías, el centro de Santiago, habitualmente tranquilo, se convierte en un caótico infierno de autos que avanzan a paso de hormiga. Se debe a los padres de los alumnos, que al parecer creen que tienen derecho a aguardar la salida de sus críos en la misma puerta de la escuela sin apearse del vehículo. Sentados al volante, las balizas encendidas, el motor apagado, chotamente tranquilos, aguardan que el hijo salga, para recién arrancar y dejar el paso libre a los demás automovilistas. En los barrios no se repite la escena, por dos razones, la primera, que los padres hacen esa tarea en motocicleta y la segunda se debe a que, al vivir más cerca, van y vuelven de a pie. Al parecer quienes llevan a los chicos a escuelas del centro no pueden caminar tres cuadras para buscar espacio con tiempo o dejar el auto...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero