Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Camiseta

ELECCIONES Ah, quién ganará

Resultado cantado Son todo un tema las encuestas de opinión política antes de cada elección: al final de la nota se deja tarea para los lectores La gente común tiene la acertada idea de que una encuesta es lo mismo que darle a alguien una camiseta transpirada para preguntarle luego si jugó al fútbol, al básquet, al voley o a qué. Es divertido mirarlas antes de cada elección, en la que muestran ganadores y perdedores, pero más divertido es oir sus excusas luego de la elección, diciendo por qué se equivocaron. En realidad, a la gente le importa un pomo saber si ganará Juancito, si a Pedrito lo votarán los viejos o los jóvenes. Pero los encuestadores insisten porque —se sospecha— son pagados por los candidatos para decir que van a ganar. Como si Boca Juniors (River Plate, San Lorenzo, cualquiera), pidiera a una encuestadora que le diga como saldrá el partido del domingo. Si la encuesta es en el barrio de la Boca, el resultado es cantado, pero si se hace en Núñez o en Boedo, también. Se so

EFEMÉRIDES SANTIAGUEÑAS Del 24 de marzo

Mientras estaba en el poder Por qué la emoción cuando llegaron los militares y hasta cuándo duró la ilusión Como muchos otros argentinos de a pie, mi padre, a quien siempre llamé tata, se emocionó hasta el llanto, la madrugada del 24 de marzo de 1976, mientras oía por la radio los comunicados que hacían leer los militares en todo el país. Escribo “muchos otros” y se me vienen a la memoria cientos o miles a quienes les pasó lo mismo. Con una diferencia, mi padre se desilusionó sólo unos días después, el 2 de abril de 1976, al anunciarse que el gobierno había nombrado ministro de Economía, a José Alfredo Martínez de Hoz. “La Argentina necesitaba una revolución y estos vienen a hacer un golpe”, se quejaba. Durante mucho tiempo no entendí por qué la gente cambiaba de idea y de camiseta tan fácilmente. Como Ernesto Sábato, que pasó de ser admirador de los militares y a manifestarlo públicamente y luego ser uno de quienes ayudó a sentarlos en el banquillo de los acusados, sin arrepentirse en