Brigitte Bardot “Como no soy un fanático al estilo clásico, no junté todos los datos de su biografía, sino solamente informaciones aisladas que llegaban en diarios y revistas” El primigenio amor ocurrió en un viaje que hicimos a Santiago con mi abuelo: tal vez para que me dejara de molestar, el tío Ñato Hernández, que vivía en la Roca, donde ahora están haciendo un edificio alto, me dio unos números de la revista Life en español y con ellos me entretuve gran parte del tiempo que estuvimos aquí. Cuando nos íbamos de vuelta, quise devolver las revistas al tío Ñato, pero no las agarró, dijo que me las regalaba. En una, dedicada a Francia, había dos o tres páginas con fotos grandes de la Brigitte Bardot, la más hermosa de todas las mujeres que hubo, hay y haberá jamás en este mundo y en varios siglos a la redonda. Luego, más grandecito, fui a ver tres o cuatro de sus películas, todas prohibidas para menores de 18 años, en el Renzi. Nos dejaban pasar a los que todavía no habíamos llegado a
Cuaderno de notas de Santiago del Estero