Perón “Una sonrisa se le dibuja en el rostro cuando piensa en la que debería encabezar el ranquin, en un primer lugar indiscutible…” Solitario, a la orilla de la pileta, el hombre piensa que hay pelotudos comunes, de todos los días, pelotudos de entre casa, pelotudos de diario. También hay de los otros, importantes, aparatosos, solemnes, pomposos, que se miran al espejo y sueñan con la pinta de Carlos Gardel como cualquier cacatúa. El hombre está sólo y piensa en sus cosas, en su vida, en lo que debió haber hecho y no hizo. En eso que piensa alguien cuando tiene tiempo. También piensa en esos pelotudos que ha conocido en su vida. Son varios, los tiene junados, como quien dice. Cada vez que les señala una huevada, sabe que al instante un conocido deja de saludarlo para siempre. No le importa. El día del amigo, cuando muchos se juntan a festejar el sentimiento de camaradería que surge de las experiencias vividas en compañía, suele pasarlo encerrado en su casa, acompañado del fiel Coronel...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero