Dinosaurio de juguete El cuento brevísimo, una categoría nacida hace unos años, vendría a ser un asalto a mano armada “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.” Dicen que esa frase es el cuento más breve que se haya escrito jamás en idioma español. Siete palabras, 43 letras, todo un mundo, qué pícaro, ¿no cree? Su autor es el famoso guatemalteco Augusto Monterroso. Pero, alto ahí, parece que le surgió un competidor, Luis Felipe Lomeli, que redactó otro: “El emigrante”, más corto todavía: “—¿Olvida usted algo? —¡Ojalá!”. Cuatro palabras, de las cuales tres son una pregunta y la restante una exclamación. Y ahí está Juan Pedro Aparicio, que tiene unos cuentos tan, pero tan breves, que alguien llamó a su escritura “literatura cuántica”, dando aires de ciencia a lo que no es más que otra engañifa. El más logrado de todos lleva por título “Luis XVI” y tiene una sola palabra de dos letras “Yo”. El colmo de la picardía, amigo, ah, qué hombre más picarudo (picarulo). Ante esta notici
Cuaderno de notas de Santiago del Estero