Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Cuarta

AVÍOS Sin falsos cacareos

La entrada de Hernán Cortés en México, de Augusto Ferrer-Dalmau Traída por los españoles, adoptada por los indios, olvidada por el idioma; una historia de hambre saciado sin templos ni abalorios Ignorada por casi todos, junto con los curas, me encargué de que los indios no se comieran los unos a los otros como estaban acostumbrados. Usted dirá que practicaban la antropofagia porque tenían religiones macabras que los obligaban a ello, aunque también puede ser porque les faltaban proteínas y vine a suplir esa falta. Después me convertí en algo común y corriente: en todas las casas siempre había varias, en algunas llegó a haber cientos. Soy fácil de mantener, a cualquier clima me acostumbro. Vivo en los Andes y en el llano, en el pantano, en el secadal, en el bosque y en el chaco, en el campo y la ciudad, siempre al lado del hombre, nunca lejos de él. Los españoles me trajeron a América en sus barcos y luego me llevaron por dondequiera que anduvieran, avío de sus correrías, despertador de...

MATE COCIDO La compañía de los desayunos argentinos

Pava, trebe y fogón Estuvo presente en todas las mañanas de mi vida, pero como los que se hacen en el campo no volví a probar jamás Nunca pude desayunar otra cosa que no fuera un pedazo de pan con mate cocido. No en saquitos, porque en el pago no había. En ese tiempo era cosa de levantarse, ir en la oscuridad a la cocina del fuego a atizarlo y volver a lavarse la cara, los dientes. Una vez que había algo de brasas, poner una cuarta con agua y esperar que hierva. Sabido es que una cuarta al fuego tiene dos partes que no están calientes, en el bordecito de abajo y en el de arriba. De ahí se la tomaba para volcar el agua en un jarro y luego agregarle la yerba. Pero si tenía miedo a quemarse, debía levantarla con un trapo o tomarse el trabajo de hacerle una manija de alambre. Ya se sabe que si alguien tiene miedo de que algo pase, pasa, si no, no. Es ley. Con la jarra ya con un puñado de yerba, debía revolver un poco y esperar un ratito para que el agua estuviera bien infusionada. Luego d...