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Mostrando las entradas etiquetadas como Lujuria

INTIMIDAD Pasión, lujuria, ímpetu, deseo

Marilyn Monroe (a modo de ilustración) Una mezcla de sensaciones que quizás sean algo menos o más que el amor carnal Me gustaste desde el primer día, con tus redondeadas formas, tu andar silencioso tus ágiles y delicadas formas. Eras y sigues siendo, liviana, frágil, casi incorpórea, de formas leves y medidas perfectas. Dejas que te tome de la manera que más me gusta y siempre te abandonas a mí cuando me acerco como lo vienes haciendo desde aquella vez que te vi, lejana y sola. Hoy quisiera decirte todas las emociones que me oprimieron el pecho cuando estuvimos juntos sabiendo que serías mía, pero sé que no me escucharás, porque siempre tuviste un aire de indiferencia que provoca que me gustes más y más. ¿Sabes?, soy un tipo tradicional, yo arriba, vos abajo, las pocas ocasiones en que te di vuelta, fue simplemente para comprobar que, de cualquier forma, seguías siendo la misma, ajustadamente y definitivamente mía. No es amor ni cariño lo que siento por vos, sino una mezcla de pasión,

LUJURIA Una mujer de sueño

Recuerdos juveniles La conocí grande cuando andaba cerca de sus cuarenta, tal vez un poco menos. Yo tendría catorce, quince años a lo sumo. Apreciaba la hermosura que seguramente habría tenido en su juventud, sin darme cuenta o quizás sabiendo de alguna oscura manera, que esos tiempos seguían siendo suyos, y esplendorosos, además. En ese entonces una mujer grande se vestía, se peinaba, caminaba y actuaba como una mujer grande, no como ahora que las madres se visten con más transparencias y escotes que las hijas. Y se ríen con la panza: “Cosa de putas”, habría dicho mi abuela quizás con algo de razón. Ella no era así. Una sola ocasión mi madre la nombró, para decir que era una “mujer digna”, refutando a alguien que le contaba no sé qué chisme sobre ella. Me quedaron grabadas aquellas dos palabras, como un requiebro entre mi imaginación y la realidad. Pero, ya se sabe, los varones vivimos los sueños si la vida no nos alcanza. Tenía rodete, una antigüedad ya por entonces. Las mujeres de s