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Mostrando las entradas etiquetadas como Lapachona

LEYENDA Chau, chau, adiós Lapachona

Lapacho florecido, en una imagen de Fernando Montes de Oca Origen y significado de un cuento que pasó de abuelas a hijas y a nietas y sigue dando vueltas en la ciudad del Estero Una leyenda que circuló muy poco tiempo en Santiago es la de la “Lapachona”, especie de ser de color lila y sexo indefinido que se paseaba por la calle Urquiza, de la Olaechea a la Belgrano, yendo y viniendo, con los ojos perdidos, sumido, o sumida en quién sabe qué ensoñaciones mágicas. No molestaba los peatones, no les pedía plata, no les insinuaba nada. De alguna manera, los vecinos de la vieja ciudad de Santiago del Estero, se percataron de que le gustaban los globos del color de la flor del lapacho, y se los regalaban a su paso por el frente de sus casas. De esta amable historia se acordaban las abuelas de señoras que hoy son a su vez, respetables abuelas y de vez en cuando se reúnen en cierta confitería del centro a tomar el té con masitas. Alguna vez surgió la conversación sobre este ser magnífico que re

CIUDAD Cómo fue que se perdió el retranqueo de Santiago

¿Antigua o moderna? Un sueño urdido por unas cuantas señoras gordas, gente de la supuesta “cultura santiagueña”, un arquitecto y un pícaro concejal A veces el tilingaje llega al poder. Es peligroso porque sienta sus tiquismiquis en los altos sillones donde se cuece la política, no la de los dimes, diretes y diremes, sino aquella que transforma las cosas y les da otra dirección, un sentido diferente. Un caso patente es la ordenanza de retranqueo de Santiago. Derogada entre cuatro señoras y señoros gordos, algún que otro arquitecto, supuesta gente de la cultura y un pícaro concejal. Era una norma que obligaba a los propietarios de inmuebles a cederle a la Municipalidad parte de su frente si encaraban una nueva construcción con el fin de ir corriendo la línea de edificación y hacer más anchas las veredas. Con el paso de muchos años, tendríamos una ciudad con lugares más amplios para dejar de andar a los choques, como ahora. Sólo para dar un caso de los beneficios indirectos del retranque