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Mostrando las entradas etiquetadas como Brazos

CUENTO La fábrica de Ana María

Bicho, imagen de archivo “Mucha gente ignora que un buen relato es la mejor garantía de que un hecho ha sido de verdad” Ana María los fabrica en la piecita del fondo de su casa, algunos con astas inmensas, la mayoría con un solo ojo, porque no tiene tiempo de hacerles dos, todos con más de dos brazos, dos piernas o con dedos impares. Su madre cree que se divierte, que estudia en el fondo. Por qué no se buscará novio o algo esta chica, siempre metida en esa pieza, estudiando y estudiando, piensa. No sabe que todos los días Ana María debe asear esa tropa que ha creado, darle de comer, hacerle ropa a medida, renegar para que no se pelee y —como si fuera una obligación —seguir creándolos, uno por uno, según van saliendo de sus manos. A veces uno se escapa y asusta a los vecinos. Son tan reales y verdaderos que ese mismo día los vecinos van a los diarios a dar cuenta de las apariciones. Ahora que hay teléfonos con cámaras, algunos valientes, temblando y todo les sacan una foto y la traen, p...

RELATO Con un gato en los brazos

Gato con un hombre “Cuando pasa un rato es como si volviera de algún lugar lejano y la vista se le empieza a mover un poco, deja de mirar un punto fijo…” A veces suele llegar con un gato en los brazos, algunos muchachos dicen que hay que dejarlo tranquilo y no hablarle porque está con el día, pero otros los corrigen y sostienen que no, que está con el gato. Se sienta con los ojos perdidos, cuando la chica del bar le pregunta qué va a tomar, no dice nada, mira un punto fijo del infinito y los otros le hacen señas para que lo deje nomás, que se retire o vuelva al rato. No es un gran gato sino uno de esos comuncitos nomás, moro para más datos, al que no suelta ni un momento. La última vez los chocos que pasaban por la vereda tras una perra salida lo miraban con hambre de días sin dormir, mientras él observaba con atención las palomas de la plaza que bajan a comer miguitas que la gente a veces deja caer de las mesas, casi como la promesa política del derrame, que nunca sucede, pero nunca, ...