Motor Crónicas del aislamiento I Apenas se decretó la cuarentena, vine a su casa para acompañarla. Más de un amigo me envidió. Estamos de novios desde diciembre del año pasado. Los primeros días el aislamiento fue maravilloso. Los imaginaba a mis amigos, embolados, con la señora, los chicos, encerrados todo el día sin saber qué hacer. Y yo, aquí con la Johana, pasándola de diez. Pensaba que el encierro iba a durar, a lo sumo, dos semanas. Y nos dedicamos con pasión a aplanar la curva, como quien dice. Primero de manera desenfrenada, después nos sosegamos un poco. A los diez días supe por qué en los trabajos te dan solamente ese plazo de luna de miel. Ya estaba poniendo a prueba el motor, dudando de sus pistones, y vino el Alberto Fernández a estirar la cuarentena. Para peor la Johana está siempre a punto. Acaricio las bujías o paso la mano por el capó y ya está encendido. Uf, mejor no entro en detalles. Hace cuarenta días que la voy llevando como puedo. Ahí vamos, ella pidiendo riend
Cuaderno de notas de Santiago del Estero