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Mostrando las entradas etiquetadas como Cristiandad

INVENTOS El estribo

Caballero antiguo Un elemento que después fue muy común en las monturas, no se conoció en la época de los romanos hasta después de Cristo, sus ventajas, sus implicancias El estribo no se conocía en la antigua Roma. Lo que no deja de ser un problema para los productores de películas, pues no hay muchos jinetes dispuestos a hacer las evoluciones de a caballo que marcan los directores, prácticamente en pelo, sólo con una jerguilla y nada más. La caballería en las tropas de aquellos tiempos en un arma casi menor. Apenas empezaba la batalla, si podían, mandaban a los hombres montados a que tiraran unas cuantas flechas, cosa de hostigar al enemigo, pero cuando chocaban las espadas, las lanzas, los caballos se volvían completamente inútiles. Imagínese a un hombre de a caballo, sin estribos, tratando de lancear a un enemigo: a veinte kilómetros por hora nomás, si tenía la desgracia de acertarle, quedaba pegado a la lanza y el caballo se le iba adelante, no tenía cómo seguir montado. Recién con

RELIGIÓN Loreto

La  imagen santiagueña Primer santuario internacional dedicado a la Virgen y centro mariano de la cristiandad Por Marcelo Urtubey "La Santa Casa de Loreto" es el primer santuario internacional dedicado a la Virgen y, por varios siglos, autentico centro mariano de la cristiandad (Juan Pablo II, VII Centenario Lauretano, 1994). Según la tradición, la casita de Nazareth donde vivieron Jesús, María y José, fue trasladada en 1291 “por ministerio angélico” primeramente a Terssato, en tierras croatas, y poco después en 1294 a una colina en un bosque de laureles en Ancona, Italia, a orillas del Mar Adriático. La expulsión de los cruzados de Palestina luego de la pérdida del puerto de Accon, produjo el hecho milagroso de su traslación para evitar su profanación. En efecto, el Santuario de Loreto conserva la Casa Nazarena de la Virgen donde se produjeron los misterios de la Inmaculada Concepción, los Esponsales con San José, la anunciación del Ángel a María, y la Encarnación del Hijo d