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Mostrando las entradas etiquetadas como Diáspora

MATE Ventaja inesperada de la diáspora argentina

Soldado sirio, arma y mate “Qué problema podríamos tener que en países lejanos finalmente tomen mate dulce con gusto a vainilla, frutilla, pop—corn” Una inesperada ventaja de la gran diáspora argentina que aumenta todos los días sin parar, es que quienes se marchan han llevado a países lejanos, la costumbre de consumir una bebida hecha con una planta que solamente se produce por estos pagos, la yerba mate, paraíso verde de las mañanas de todos los vecinos. A cada rato aparecen vídeos o fotos mostrando a argentinos con su mate, y a sus vecinos o amigos de otras partes, probándolo, a veces con un gesto de aprensión, o bien mostrando su agrado. Los que saben, lo beben sin una gota de azúcar, tampoco le hacen otros agregados, es solamente yerba, agua caliente, porongo y bombilla. Pero no sería de extrañar que, en un futuro no lejano, allá lo empiecen a preparar de otra manera o con agregados extraños. Aquí se han argentinizado bebidas y comidas de otros horizontes del mundo: la empanada na

TUCUMÁN Se me hace que no he´i volver

Plaza Independencia Apena el regreso a lo que otrora fue el Jardín de la República A los tucumanos de la histórica, extensa y ancha diáspora que ha tenido la provincia, por un lado nos alegra volver de vez en cuando, sobre todo porque nos hallaremos entre los parientes, los amigos, la tonada que tanto se extraña en otros pagos, la vista de los cerros azules y el latido de una ciudad extraña y remotamente propia, pariente lejana, digamos. Pero también nos duele porque a la vuelta del año, en el regreso de tanto en tanto, siempre la hallamos más sucia, más descuidada, más avejentada, mohosa. Y no es que uno esté llegando del Canadá, Bélgica, Japón, Alemania, sino de la vecina provincia de Santiago del Estero, aquicito nomás. En Santiago muchas veces nos quejamos por el desorden del tránsito, bueno, comparado con Tucumán, haga de cuenta que vivimos en un cantón suizo, con montes nevados, molinos de aspas anchas y vacas lecheras pastando en un verde prado. Entre los ñañitas, cruzar una cal