Vieja fachada del club, luego demolida Una institución cuyo edificio se construyó gracias al juego del ferro y no tuvo nada que ver con el turf, prohibía a desconocidos sentarse en las mesas de su vereda Queda muy poco, casi nada, del Jockey Club de Santiago de antaño. Una parte es de la Administración Federal de Ingresos Públicos, un piso entero lo alquila el gobierno, otro sector es del gremio de los gastronómicos pues hay mozos que tienen juicios millonarios y van ganando. El frente, el famoso balcón desde el que lanzaban sus candidaturas los populares militantes de la Unión de Centro Democrático, es de un comerciante que puso una venta de ropa de mujeres. Los pisos altos fueron comprados por un tipo, pero nadie sabe quién es y a pocos les importa. Sus socios tienen un promedio de edad de 90 años. De todas maneras, no son muchos, apenas unos 30 tienen la cuota al día. El resto es deudor y para que pague habría que mandar el cobrador a Las Cejas o al Parque de la Paz. Si alguien tuvi...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero