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Mostrando las entradas etiquetadas como Canillita

EFEMÉRIDES SANTIAGUEÑAS Del 2 de noviembre

El popular canillita En el 2018 murió Papilo Torrijos, uno de los canillitas más conocidos de Santiago de los últimos tiempos El 2 de noviembre del 2018 murió Luis Oscar Torrijos, a quien en Santiago del Estero se conoció bajo el sobrenombre de “Papilo”. Fue uno de los canillitas más reconocidos de la capital de los santiagueños. Ubicado desde hacía muchos años en la céntrica esquina de Libertad y Belgrano, desplegó su simpatía y su don de gentes, sonsacando siempre una sonrisa a los conocidos. Dueño de una elegancia antigua, vestía con pañuelo al cuello, pero por afuera, sombrero aludo y solía colocarse un clavel en la oreja. Piropeaba a las bellas santiagueñas que pasaban por su negocio, siempre con una finura de otros tiempos, jamás permitiéndose una guarangada soez. Durante muchos años su kiosco permaneció abierto día y noche durante las 24 horas, más por una imposibilidad física que por propia voluntad: la gran cantidad de diarios, revistas, libros, fascículos que acumulaba, hacía

CORAZÓN Santiago late en sus calles y avenidas

Hacia dónde va la gente Descripción del movimiento de una ciudad que siempre corre hacia alguna parte La ciudad hiberna durante la noche, con espasmódicos autos pasando a deshora, quizás llevando a un enfermo, tal vez a un amante que vuelve a su casa, aguaitando el ruido de cadenas de los seres que la pueblan y que jamás se dejan ver. Sus calles permanecen umbrías, un gato cruza de vereda de vez en cuando, un canillita de los pocos que van quedando pasa en su bicicleta, una pareja se besa bajo la oscuridad de un naranjo, a lo lejos los perros le aúllan a la luna. Un rato antes de las seis, el corazón vuelve a latir, primero con timidez, luego cada vez con más fuerza, hasta que se siente venir el río y una avenida incontenible se desborda por sus principales arterias. Laten con fuerza las ruedas contra el pavimento, el ruido de motores es imparable, hay alguna frenada amanecida. Desde lejos se siente un rumor sordo, un sonido apagado que ya no se detendrá durante toda la jornada. Pero e

DIARIOS Ya no vale la pena leer La Gaceta de Tucumán

Logotipo del diario tucumano Durante muchos años hicieron creer a sus lectores que eran opositores, pero fueron siempre peronistas perros Confieso que durante algunos años hice trampa. Al diario La Gaceta le habían puesto una traba para que no pudiéramos ver algunas notas por internet sin pagar, pero había una manganeta para leerlas de punta a punta. No me sentía culpable: creía que, a los García Hamilton, dueños del diario, les estaba ahorrando dinero porque no tenían que fabricar un ejemplar de papel para venderme ni traérmelo a Santiago, e igual les leía la propaganda, que de eso viven. Tantos años afirmaron que el precio de tapa era para justificar al canillita que lo vendía, que al final todos lo creían. Además, se cansaron de explicar que su fin era mostrar sus ideas de una manera barata, fácil, expedita: y era verdad. En ocasiones fijaban un punto de vista sobre un asunto y convencían a miles de lectores de la lógica de sus argumentos. Si usted no estaba de acuerdo, siempre le