El popular canillita |
En el 2018 murió Papilo Torrijos, uno de los canillitas más conocidos de Santiago de los últimos tiempos
El 2 de noviembre del 2018 murió Luis Oscar Torrijos, a quien en Santiago del Estero se conoció bajo el sobrenombre de “Papilo”.Fue uno de los canillitas más reconocidos de la capital de los santiagueños. Ubicado desde hacía muchos años en la céntrica esquina de Libertad y Belgrano, desplegó su simpatía y su don de gentes, sonsacando siempre una sonrisa a los conocidos.Dueño de una elegancia antigua, vestía con pañuelo al cuello, pero por afuera, sombrero aludo y solía colocarse un clavel en la oreja. Piropeaba a las bellas santiagueñas que pasaban por su negocio, siempre con una finura de otros tiempos, jamás permitiéndose una guarangada soez.Durante muchos años su kiosco permaneció abierto día y noche durante las 24 horas, más por una imposibilidad física que por propia voluntad: la gran cantidad de diarios, revistas, libros, fascículos que acumulaba, hacían imposible cerrarlo.
Los hijos lo acompañaron siempre y gracias a ellos y a dos o tres amigos, llevó adelante la que quizás fuera la más grande empresa cultural santiagueña. ¿Alguien buscaba viejas revistas sobre aviación, un tomo perdido de los fascículos coleccionables de la historia de la Guerra Civil Española, un cuaderno de bordado, un libro que había venido en un diario La Prensa? Que vaya a Papilo, si no estaba ahí, no existía.
Se tejieron algunas leyendas a su alrededor, como que era descendiente de gitanos o que el clavel tras la oreja tenía algún significado esotérico. Hubo quienes llegaron a decir que el color era un aviso mafioso. La única vez que lo entrevisté, en los albores de la década del 90 del siglo pasado, se lo pregunté y se carcajeó un buen rato por la ocurrencia.
Era mujeriego, muy, y lo siguió siendo casi hasta su fallecimiento, a los 87 años de edad. El último tiempo antes de morir vivía en una casa que le prestaba un pariente de La Banda. Contaba: “A pesar de sus años, sabe reconocer cuando ve una mujer que puede hacer caso de sus requiebros, la encara sin problemas y ¿sabe qué?, nunca se equivoca, las detecta a la legua”.
Hay quienes recordarán que era uno de los pocos santiagueños que visitaba el hospital Diego Alcorta durante las fiestas y que no solamente llevaba revistas a los internos, sino que se entregaba a ellos con enorme generosidad, compartiendo horas que otros les negaban.
Pero todo tiene su fin, cuando los relojes marcaban las 7 menos cuarto de la mañana de ese Día de los Fieles Difuntos del 2018, Papilo se fue para siempre. De joven había sufrido una especie de accidente cerebro vascular pero la familia nunca lo supo. Nunca había manifestado síntomas hasta que fue internado, un mes antes. Su salud se complicó durante su internación, con una neumonía de la que no se recuperó.
Una ciudad que va dejando atrás sus aires pueblerinos, se hace eco de la ausencia que sienten los corazones de muchos, cuando pasan por la esquina de Libertad y Belgrano, y no lo hallan. Es casi seguro que la sombra del Santiago que se va muriendo para siempre, lo acompaña en su viaje a reunirse con el Creador. Ya lo veo a San Pedro diciéndole que no puede pasar, pues sus pecados fueron muchos. Y él, megáfono en mano, respondiéndole: “¡Barba!, de qué te tiras”.
Más recordaciones
1812—Llega fray Juan Grande, de la orden de los predicadores, a Santiago.
1915—Aparece el diario "El Interior" de Marcos Argañaraz.
1920—Aparece “El Autonomista", diario de Federico Álvarez.
2016—Intendentes de pueblos a la vera de la ruta 34 vieja, de Vilmer a Fernández, piden más controles a la policía.
2017—En el Centro Educativo de Nivel Secundario de Clodomira descubren la piedra basal de su futuro edificio.
2018—Asaltan a mano armada a Diego Nofal, periodista de Nuevo Diario y LV11.
2019—El obispo Vicente Bokalic en la misa de los Fieles Difuntos expresa: "Dios nos ha criado para la vida y no para la muerte" y confirma, con esas doce palabras que, o no sabe teología o colabora activamente en la destrucción de la Iglesia Católica.
2020—Colocan una escultura de Ricardo Touriño en la entrada al estadio “Madre de Ciudades”.
2021—Denuncian en grupos de WhatsApp, graves irregularidades en los padrones de la Universidad Nacional, a horas de que se realicen elecciones para elegir autoridades.
©Juan Manuel Aragón
®Con información de internet
Los hijos lo acompañaron siempre y gracias a ellos y a dos o tres amigos, llevó adelante la que quizás fuera la más grande empresa cultural santiagueña. ¿Alguien buscaba viejas revistas sobre aviación, un tomo perdido de los fascículos coleccionables de la historia de la Guerra Civil Española, un cuaderno de bordado, un libro que había venido en un diario La Prensa? Que vaya a Papilo, si no estaba ahí, no existía.
Se tejieron algunas leyendas a su alrededor, como que era descendiente de gitanos o que el clavel tras la oreja tenía algún significado esotérico. Hubo quienes llegaron a decir que el color era un aviso mafioso. La única vez que lo entrevisté, en los albores de la década del 90 del siglo pasado, se lo pregunté y se carcajeó un buen rato por la ocurrencia.
Era mujeriego, muy, y lo siguió siendo casi hasta su fallecimiento, a los 87 años de edad. El último tiempo antes de morir vivía en una casa que le prestaba un pariente de La Banda. Contaba: “A pesar de sus años, sabe reconocer cuando ve una mujer que puede hacer caso de sus requiebros, la encara sin problemas y ¿sabe qué?, nunca se equivoca, las detecta a la legua”.
Hay quienes recordarán que era uno de los pocos santiagueños que visitaba el hospital Diego Alcorta durante las fiestas y que no solamente llevaba revistas a los internos, sino que se entregaba a ellos con enorme generosidad, compartiendo horas que otros les negaban.
Pero todo tiene su fin, cuando los relojes marcaban las 7 menos cuarto de la mañana de ese Día de los Fieles Difuntos del 2018, Papilo se fue para siempre. De joven había sufrido una especie de accidente cerebro vascular pero la familia nunca lo supo. Nunca había manifestado síntomas hasta que fue internado, un mes antes. Su salud se complicó durante su internación, con una neumonía de la que no se recuperó.
Una ciudad que va dejando atrás sus aires pueblerinos, se hace eco de la ausencia que sienten los corazones de muchos, cuando pasan por la esquina de Libertad y Belgrano, y no lo hallan. Es casi seguro que la sombra del Santiago que se va muriendo para siempre, lo acompaña en su viaje a reunirse con el Creador. Ya lo veo a San Pedro diciéndole que no puede pasar, pues sus pecados fueron muchos. Y él, megáfono en mano, respondiéndole: “¡Barba!, de qué te tiras”.
Más recordaciones
1812—Llega fray Juan Grande, de la orden de los predicadores, a Santiago.
1915—Aparece el diario "El Interior" de Marcos Argañaraz.
1920—Aparece “El Autonomista", diario de Federico Álvarez.
2016—Intendentes de pueblos a la vera de la ruta 34 vieja, de Vilmer a Fernández, piden más controles a la policía.
2017—En el Centro Educativo de Nivel Secundario de Clodomira descubren la piedra basal de su futuro edificio.
2018—Asaltan a mano armada a Diego Nofal, periodista de Nuevo Diario y LV11.
2019—El obispo Vicente Bokalic en la misa de los Fieles Difuntos expresa: "Dios nos ha criado para la vida y no para la muerte" y confirma, con esas doce palabras que, o no sabe teología o colabora activamente en la destrucción de la Iglesia Católica.
2020—Colocan una escultura de Ricardo Touriño en la entrada al estadio “Madre de Ciudades”.
2021—Denuncian en grupos de WhatsApp, graves irregularidades en los padrones de la Universidad Nacional, a horas de que se realicen elecciones para elegir autoridades.
©Juan Manuel Aragón
®Con información de internet
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