Los vikingos Nunca había pasado por estos pagos ni el recuerdo de gente de otro lado, de pronto vinieron esos rubios que nos enseñaron las señales Los vikingos llegaron un buen día cuando estábamos tranquilos, en nuestras cosas, sin esperarlos a ellos ni a nadie, porque por aquí jamás había pasado ni el recuerdo de gente de otro lado. Traían chafalonías que les cambiamos por cacharritos de barro, llaveritos, recuerdos para la familia, esas cosas. Preguntaron si teníamos oro, plata, piedras preciosas: les respondimos que aquí en Santiago se conocían de mentas, pero nunca habíamos tenido y, de última, para qué, si no teníamos a quién venderlo ni fiestas para usar esas cosas. Dijeron que se quedarían un tiempo y luego seguirían viaje. Averiguamos si traían algo para enseñarnos, dijeron que lo único que podríamos aprender de ellos era un sistema para poner señales en los caminos. Nos hicieron entender primero qué eran caminos, porque no conocíamos. Luego tallaron un pie enorme en una pied
Cuaderno de notas de Santiago del Estero